7 agosto, 2023
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Hola Warhola decía la invitación y las sospechas de pop-art salieron a flote. Una pieza mostrando al logo de una famosa marca de chiclets rodeado de las plácidas sonrisas de varios presidentes sudamericanos delataba el tono de esta exposición. Esa burla al delirio consumidor, bien conocida mundialmente por el ingenio de Andy Warhol, un joven procedente de Coro la revivió para deleite de los presentes. Reni Arias incursionó aquel día en el territorio de los artistas plásticos con fotografías manipuladas con las herramientas más básicas del photoshop y la ironía de un joven de veintitrés años. Lo amateur de su técnica tenía una razón: la meta era vender una idea, no un diseño: “La gente ahora cuando prende la televisión a veces disfruta más de los comerciales que de la programación en sí. Mi intención era burlarme de esa obsesión por los productos, así que me arropé con la influencia del pop-art y esa cualidad que tiene para burlarse de ti sin que te des cuenta”. Expresarse siempre ha sido una las inquietudes de Reni, quien debió partir de su natal Falcón para cursar la carrera de Comunicación Social, mención Publicidad: “Tenía dos opciones estudiar en Maracaibo o no estudiar. Mi familia deseaba que siguiera con sus negocios en Coro, pero pudo más mi ambición de superarme. Desde muy niño me gustaba la música pero sobretodo los artistas que reflejaban en su trabajo de dónde venían. La mayoría de los sudamericanos que están enamorados de su procedencia lo expresan de una forma muy patriótica y política y a la final no se sabe si están haciendo política o arte. Así considerarme un orgulloso más de sus raíces, decidí que al crecer lo expresaría en arte”. A este trotamundo, siempre viajero nunca turista, que se jacta de conocer dieciséis estados de Venezuela, el arte fue un gusto adquirido con la mayoría de edad. “Haciendo un reportaje para la universidad sobre los hechos que sucedieron alrededor de mi fecha de nacimiento, descubrí que uno de ellos había sido la muerte de Andy Warhol. Me llamó la atención su historia pero más aún su técnica de serigrafías. El hecho de que a través de un trabajo sencillo, que podía hacer cualquier joven en el taller de su casa, él pudiera dar un mensaje de reflexión. Eso me demostró que era más importante el mensaje que el medio”. Así como el pop-art, la fotografía es otro de sus gustos tardíos. “Uno se va pero las fotos quedan. Lo veo como un legado que quiero dejar en mi país. Si existen países donde han habido guerras y todavía sus ciudadanos no emigran, por qué habríamos los venezolanos de irnos en momentos de crisis? Yo pienso quedarme”. A.B.
