7 agosto, 2023
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“Quien nos hace reír es un cómico, pero quien nos hace pensar y luego reír es un humorista”, así separaba el actor estadounidense George Burns estas profesiones, a las que Eduardo Sanabria ha prestado su talento para ilustrarlas. Bajo la estampa de Edo, este Diseñador Gráfico es conocido por sus caricaturas diarias en la sección Cal y Arena del vespertino El Mundo. En sus veinte años de trayectoria en medios se incluyen revistas infantiles y el semanario El Camaleón, donde adquirió el gusto por el humor político. Aún recuerda con cariño su primera caricatura con tinte satírico en El Diario de Caracas, donde mostraba al entonces presidente Rafael Caldera acompañado por su ministro de Planificación, cabalgando una tortuga y con un “vamos avanzando” sobre su silueta. Sin embargo, su mejor caricatura y por la que ha recibido más felicitaciones tuvo lugar en la década que recién termina. Dibujada en serie, al mejor estilo cómic, aludía a la salida de Fidel Castro del poder y en ella aparecían bailando el mandatario cubano junto a su homólogo venezolano al son de las frases: “Arriba, abajo, de frente, de lado, ¡renuncio…!”. El humor de esta ocurrencia le valió ganar por segunda vez el Pedro León Zapata, premio que otorga El Nacional al mejor caricaturista de la prensa venezolana. En diez años, el humor de Edo ha aliviado las tensiones de un proceso político al que considera el protagonista de la década venezolana. “En líneas generales, es un proceso que teníamos que vivir como país. Pese a que muchos crean lo contrario, sí creo que ha sido positivo porque nos hemos dado cuenta de las cosas que no queremos”. Si la política ha signado los últimos diez años en Venezuela, a su juicio, la internet y la explosión tecnológica han tenido el mismo efecto pero en todo el mundo. “La aparición de la red ha cambiado la manera de ver los medios, de enviar la información y de interactuar entre los seres humanos. Si tuviera que elegir el cambio más significativo, me quedaría con éste”. Para la década que apenas empieza mantiene la esperanza de que lo aprendido se practique: “Que estos diez años nos hayan hecho madurar y entremos en la vía del desarrollo. Espero que tengamos éxito en este aprendizaje como ciudadanos y sobre todo como país”. A.B.
