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Treinta y cinco mil personas se reunieron en el 2005 para ver a sus cantantes favoritos en el Caracas Pop Festival. En medio de tantas estrellas, Alfonso Villalobos, un joven desconocido con gafas negras se presentó en el escenario con nada más que su guitarra y su voz, despertando una de las mayores ovaciones de la jornada. Esa noche, acompañado por Franco de Vita al piano, es sólo uno de los gratos recuerdo en una vida signada por la música desde los cuatro años, cuando un acordeón llegó a sus manos como un regalo de Nochebuena: “Mi vida ha sido un milagro. Nací en Baruta con seis meses de gestación. Mi familia es de Maracaibo e iban camino a Margarita para unas vacaciones y mi mamá no pudo llegar porque rompió fuente camino al aeropuerto. Por fortuna, llegó a una clínica donde tenían el récord de sobrevivientes en bebés prematuros. Al nacer perdí la visión, a los meses la recuperé del ojo izquierdo, pero a los ocho años tuve un accidente jugando con un amigo, me caí… fue algo del destino; eso marcó un antes y un después en mi vida. Veía muy borroso, me operaban, recuperaba la vista y luego volvía a perderla. La última operación duró seis horas, entré viendo y salir sin ver. Mi familia se frustró pero yo di gracias a Dios porque tenía un futuro por delante”. Alfonsi siempre estuvo ligado a la música; inspirado por su tía, una cantante soprano, se dedicó a aprender a tocar el cuatro, piano y guitarra: “Me decían que no podían enseñarle a un invidente, pero aún así seguí. Aprendía las lecciones de memoria”. A los doce años grabó su primera maqueta y luego de varias presentaciones amateurs, su primera experiencia formal en los escenarios fue en el 2001, cuando unos cazatalentos lo vieron presentarse en el Festival Nuevas Bandas y lo invitaron a ser telonero de Armando Manzanero: “Al tiempo apareció una oportunidad de oro con Omar Enrique, quien llegó a pedirme canciones y me propuso grabar un disco. Él hizo las gestiones con los músicos y mi familia buscó los recursos”. Desde entonces dos discos, irse de gira con Franco de Vita y abrir conciertos de David Bisbal, Ricardo Montaner, Juan Luis Guerra y Alejandro Fernández en Maracaibo han sido su carta de presentación: “No puedo decir que logré el éxito porque haya gente que sepa mis canciones o compre mis discos. El éxito verdadero es que te consideren un ejemplo de superación. Para mí, es mantenerme humilde y con una sonrisa en el rostro”. A.B.

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