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Víctor Martín, conciencia ecológica como filosofía

Víctor Martín, conciencia ecológica como filosofía

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Víctor Martín, conciencia ecológica como filosofía

Perfiles

1 marzo, 2008

DONDYK+RIGA

Un discurso que envuelve y despierta conciencias se repite a diario en las aulas de postgrado de La Universidad del Zulia. El profesor Víctor Martín llegó hace treinta años a Maracaibo y desde su primer día ha mostrado sus dotes de docente en las principales casas de estudio del país con sus conocimientos en filosofía, ética y responsabilidad. A sus sesenta años es coordinador de una línea de investigación de Filosofía. Desde allí alumbra las mentes de quienes le escuchen decir que hoy en día es la vida y no el ser humano lo más importante: “Hoy estamos ante un paradigma del que hemos descubierto que si destruimos la vida, nos destruimos a nosotros mismos”.

Tanto alumnos como empresas buscan en él esa voz que les diga sus verdades. A las compañías les explica que deben salir de su jaula de oro y contribuir con tiempo y dinero a iniciativas que favorezcan al ambiente, mientras que a sus estudiantes los motiva a desarrollar estrategias y tomar cartas sobre el asunto ecológico: “En la ética de responsabilidad ecológica todos estamos involucrados, no importa que sean médicos, abogados o comunicadores, todos somos responsables de nuestro entorno”. Argentino de nacimiento pero maracucho por adopción, Víctor se graduó en su natal Mendoza en la Escuela de Filosofía gracias al apoyo de uno de sus profesores durante el bachillerato: “Tuve un maestro de filosofía muy valioso, que me despertó una inclinación hacia los temas humanos”. La motivación fue tal que Víctor terminó ganando una beca para estudiar un doctorado en Bélgica.

Al terminar sus estudios, volver a una Argentina marginada por una dictadura militar que cerró las universidades en la década de los setenta, no era una opción. En la Universidad de Lovaina hizo amistad con colegas venezolanos y ello lo incentivó a escoger como destino para emigrar al único país –junto con Colombia– que para 1975 permanecía bajo el amparo de la democracia: “Mi interés por conocer Venezuela y tener amigos de allá me hizo encontrar esa conexión. Hoy es el director de la Escuela de Filosofía de LUZ, sin embargo, no es por ello que lo reconocen en los pasillos, sino por su ahínco por impartir clases que verdaderamente construyan personas con conciencia por el saber. Alumnos responsables con el medioambiente es el mayor reconocimiento que se le puede hacer a este valioso consejero. – A.B.