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Entre flautas indígenas, cuatro, bombo legüero, charangos, cajón flamenco, guitarra y hasta una tabla hindú, la voz de Texere deja al descubierto a todo un continente. La “ética del alma”, aquellas memorias, tradiciones, vivencias, sufrimientos y alegrías de cada rincón de América Latina, se convierten en canciones del repertorio de este grupo zuliano integrado por Yolanda Delgado, Angelmy Zerpa, María Dolores Delgado, Luis Pérez, Rodolfo Escalona, Andrés Hernández, Osain Barros y Javier Pedraja. Su historia se remonta a 1987 cuando un grupo de estudiantes de LUZ se reunía para hacer del canto y la poesía una tertulia gracias al espacio que le brindaba la Dirección de Cultura, como lo recuerda Yolanda, su fundadora: “Ellos nos dieron el espacio pero en realidad la agrupación surge debajo de la mata mango de mi casa. Creamos una canción latinoamericana a partir de un amor profundo por la poesía de nuestro continente. Nos inspiramos del bolero, el tango, la samba, el son cubano y las melodías de Joan Manuel Serrat, Alí Primera, Silvio Rodríguez y Cecilia Todd para trabajar con aquella poesía latinoamericana amorosa, épica, de batalla y de compromiso con sus ideales. Así fuimos gestando una propia canción a partir de nuestros maestros”. Con una sencilla melodía de fondo y unas voces firmes que hacen de la palabra la columna vertebral de su canto, surgió esta trova zuliana, un entretejido de sonidos y poesía que rinde honores a su nombre Texere, un vocablo latino que da origen a las palabras tejido y textura: “Nuestra búsqueda nos ha llevado a hacer la música más sencilla, pero no por eso menos hermosa y menos trabajada. La sencillez es lo más difícil de trabajar, como aspiraba Pablo Picasso en el ocaso de su vida: llegar a pintar tan sencillo como un niño”. Con el paso del tiempo Texere se ha convertido en una escuela siempre abierta a nuevos talentos y de la que han egresado más de ochenta músicos y poetas: “En cada una nuestras presentaciones deseamos despertar la conciencia de la gente. Que se lleven la palabra consigo y le llegue a la razón, a la emoción y al pálpito. Cuando se conjugan las tres es porque estamos cumpliendo nuestra meta: Que más allá de un discurso tildado de político, transmitamos un mensaje humano y ecológico. Un canto para aquellos que no se encogen de hombros ante el sufrimiento del más débil”. A.B.