7 agosto, 2023
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Las manos de esta doctora han recibido a cientos de recién nacidos en su llegada al mundo. Las futuras madres confían plenamente en esta ginecobstetra que durante su exitosa trayectoria ha dado la bienvenida a la vida con sus bondadosas y expertas manos. Toda su vida Susana de Soto había soñado con ejercer la Pediatría, sin embargo, por cosas del destino fue la Ginecología su especialización: “Lo menos que yo había pensado era ser ginecobstetra, pero sin duda ha sido lo más bonito que me ha podido pasar. Es una carrera muy gratificante porque da un inmenso gusto atender a un bebé”.
Con su esposo, un dedicado urólogo, comparte el amor a la medicina y la crianza de cuatro hijos. Para su rol de mamá recuerda cómo su carrera quedó por momentos en pausa: “Yo decía que no quería tener a mis hijos siendo vieja, que primero los tendría y luego haría mi postgrado. No me fue nada mal, disfruté de mis hijos recién nacidos y cuando estudié nuevamente mi tercer hijo ya tenía tres años”. Reconoce que fue difícil balancear la vida familiar y su carrera, sin embargo, la mano amiga de su esposo siempre estuvo a su lado, incluso en el parto de sus cuatro hijos asistiéndola.
El cariño de su familia y de sus pacientes se siente en su consultorio, lleno de pequeños presentes que le han dado a lo largo de sus dieciséis años de labor: “Hay pacientes que se encariñan mucho, que te tienen mucha fe y hasta son capaces de que el día del parto ni dilatan si no estas con ellas. Tienen que ver a su médico al lado para poder dar a luz”. Sus mayores retos llegan a diario a su puerta, ya sea en mujeres con problemas de fertilidad o parejas que buscan el nacimiento de una hembra o niño. Cuando esos casos terminan con finales felices la recompensa que recibe esta orgullosa doctora es la enorme satisfacción de haber ayudado a traer vida a este mundo. – A.B.
