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Con apenas doce años, Isabel González es una niña que comprende cabalmente su labor: “Hay que pasarle la pelota al jugador rápidamente para que el juego no se atrase”. Ella pertenece al grupo de niños recoge pelotas presente en el “Pachencho Romero” durante los juegos del Unión Atlético Maracaibo, y que durante la Copa América acompañará a las grandes figuras invitadas al campo marabino en su esperada entrada. Isabel es la menor en una familia dedicada al fútbol: su hermano Antonio y sus primos la llevaban a la cancha de La Victoria mientras disputaban partidos amistosos, que Isabel seguía con todo el interés de un fanático experimentado. En el sexto grado del Auyantepuy disfruta con sus amigos de los deportes que más le gustan, el kickingball  y por supuesto el fútbol. Su papá, un reconocido entrenador deportivo, es su mentor en el kicking, que ella proyecta jugar como su mamá, alcanzando un nivel de competencia, paralelamente a sus soñados estudios en Medicina y Derecho. Isabel es una niña proactiva que bien ha sabido mezclar su interés prácticamente innato por el deporte, y su crecimiento académico y personal. “Estar allí con los jugadores en el campo” es la mayor satisfacción de la única niña en el grupo que acude a buscar el balón que sale del campo, para facilitar la titánica tarea de ganar un partido, y convertirse en héroes de grandes, chicos, y chicas como Isabel. E.R.       

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