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¿Son juguetes? Sí, aunque sus aventuras son inspiradas por el inmenso amor que sienten por sus dueños (niños) los grandes protagonistas son los juguetes, capaces de enfrentarse a retos tan particulares como la vida misma. Cada uno tiene su propia historia y una personalidad impresionante que se evidencia cuando dialogan entre el grupo, tomando decisiones difíciles o en actos de valentía.
El mundo imaginario que originalmente se creó en torno a la vida de un pequeño, Andy, ha evolucionado, mostrando mensajes familiares que apuestan por enganchar a toda a la audiencia, por lo que toy story es una historia que desde el punto de vista argumental da para crear tanta polémica que es mejor no hablar de ello.
Un niño con problemas de conducta y un mercader de juguetes son los enemigos a vencer en la primera y segunda entrega, pero también el ego, la arrogancia, el poder trabajar en equipo y la capacidad de enfrentar nuevos retos sin el líder (Buddy) y un nuevo héroe galáctico, Buzz. Al final de la trama el bien común salva las amistades entre los variados objetos
En la tercera película el equipo creativo nos sorprendió con la evolución de Andy y su viaje a la universidad, un lugar donde parece no haber espacio para juguetes, ahí la trama expone otra gran lección del argumento dramático: aceptación de los cambios y adaptarse para sobrevivir. Los juguetes son enviados por error a la guardería y terminan sometidos a los maltratos de un lindo oso dictador con su propio servicio secreto. En esta entrega el drama estuvo presente, momentos de tensión nos hicieron sudar (literal) hasta el caluroso final donde lo positivo volvió a vencer, pues un juguete siempre será feliz mientras alguien quiera jugar con el.
Pero es la última entrega de Toy Story la que nos rompe el corazón y esta vez abraza dos temáticas: la madurez y el ciclo de vida de un juguete, sí, de un juguete, la aparición de Forky (un juguete artesanal hecho con un cubierto de plástico) sirve de excusa para enfrentarnos al nuevo dilema del vaquero Buddy, crecer y cuidar a su nuevo amigo mientras ambos comprenden cuál es su lugar en el mundo, sí, el mundo de los juguetes. Muchos de los espectadores lloraron hasta más no poder con esta nueva entrega
Es así como el hilo argumental de esta fantástica y memorable saga nos demuestra que Toy Story es más que juguetes, se trata de una gran historia abrazada a la vida de todo hombre o mujer que desde pequeño empieza a sonreír con sus amigos de goma, plástico, peluche y acetato, pero con el tiempo va sustituyéndolos por las responsabilidades y aventuras de la mayoría de edad.
No sabemos si la despedida del vaquero y sus amigos es definitiva, probablemente Toy Story volverá a sorprendernos pues mientras alguien quiera jugar, habrá vida para los juguetes.