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Daniela Di Giacomo: “Salí corriendo al ver los tacones y el maquillaje”

Daniela Di Giacomo: “Salí corriendo al ver los tacones y el maquillaje”

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Daniela Di Giacomo: “Salí corriendo al ver los tacones y el maquillaje”

Revista

La multifacética presentadora venezolana de El Gordo y la Flaca no para de conquistar al público hispano en Estados Unidos con su sexappeal, mientras disfruta de ser auténtica y deja su huella en la pantalla chica internacional. Sin complejos ni imitaciones, sueña con los Oscar y un late-night show al estilo Ellen DeGeneres.

5 junio, 2017

HERNÁNDEZ, Manuel

Entre moda, periodismo y glamour, su intelecto se impone. De las pasarelas a los estudios de grabación, cambió la corona por las cámaras y ahora es la presentadora más fashion de la televisión hispana. Alejada de complejos y estereotipos, Daniela Di Giacomo quiere romper con el paradigma de la belleza de la mujer en el mundo.

La despampanante rubia caraqueña certificada como asesora de imagen, analiza el look de las estrellas en el programa El Gordo y la Flaca; además de conducir eventos como el Miss Universo para toda Latinoamérica. Luego de un paso triunfal por el Miss International —que conquistó en 2006—, ahora se enfoca en sorprender al público haciendo lo que más le gusta, ser periodista. Todo bajo una premisa que profesa con convicción: “Todos queremos ser la mejor versión de nosotros mismos. Si le echas ganas y te preparas, hay grandes posibilidades de que las cosas salgan bien”.

-De Miss International a reportera de moda de “El gordo y la flaca”. ¿Era esta tu meta desde el principio?
¡Nunca! Yo me gradué de comunicadora social. Quería dedicarme al periodismo investigativo, pero la vida me llevó al entretenimiento. Cuando llegué a Miami conocí a Rodner Figueroa y él, junto al equipo digital (de El Gordo y la Flaca), me empezó a invitar a hacer el ‘fashionometro’, algo así como un Fashion Police versión latina. El mismo equipo digital del programa me recomendó y ahí estoy, haciendo con ellos moda en el show y las alfombras rojas para la cadena (Univisión). Nunca pensé en que terminaría hablando de moda 100%.

-¿Qué tal la química con Raúl de Molina y Lili Estefan?
Ellos son geniales. A Raúl o lo aman o lo odian por su estilo peculiar, por ser controversial. Pero la gente no entiende que ese es su gancho. Pregunta lo que nadie preguntaría con una sonrisa y casi siempre se sale con la suya. ¡Lili es un pan dulce! Siempre se está riendo, bromeando, dando un consejo.

-¿Te consideras una de esas chicas venezolanas que desde niña soñaba con la corona del Miss Venezuela?
No, ¡jamás! Como a los 12 años me metí con mis amigas en una academia de modelaje y estuve mucho más cerca de dedicarme a ser modelo. Viajé a varios países de Europa a hacer ese trabajo, pero no me enganchó. En Venezuela me hicieron el planteamiento en varias ocasiones y en 2004 fui a la Quinta (Miss Venezuela) a conocer a Osmel Sousa. Siendo yo deportista, salí corriendo de allí al ver los tacones y el maquillaje. Pero al año siguiente quería un cambio en mi vida, así que volví ¡y voilà!

-El mundo de las mises es un mar de tiburones, ¿Qué es lo más positivo y lo más negativo con lo que te encontraste al estar involucrada en este medio?
Positivo es que he aprendido mucho. He hecho pocas pero buenas amistades en el medio, he viajado por el mundo, he podido hacer mi pasión que es comunicar. También mis padres están orgullosos y yo por representar a mi país. En lo negativo, lo primero que se me viene en mente es la presión no solo en cuanto a hacer bien tu trabajo, sino a la conciencia absurda que tomas respecto a tu apariencia. Quizás lo expuesto que estas a las críticas constantes y al rechazo permanente.

-Modelo, conductora, presentadora, actriz… Multifacética sin duda. Si tendrías que escoger una, ¿con cuál te quedarías?
¡Cantante de ducha! (risas). Mentira, creo que entre todo escojo el periodismo. La conducción me gusta mucho. A los actores no les gusta ser ellos mismos. Yo como conductora, eso es lo que más disfruto: ser yo misma. Me gusta prepararme sorprender al público, a los invitados, descubrir cosas nuevas. Eso y más se logra con la conducción.

HERNÁNDEZ, Manuel

-¿Cómo describes el proceso que atravesaste para llegar a triunfar en la pantalla chica internacional?
Hay gente que corre con suerte y es talentosa, está en el lugar indicado con la oportunidad correcta. Ese no fue mi caso. Llegando acá (Estados Unidos) me costó mucho entender el sistema. Es muy diferente a Venezuela. Hay más competencia. Lidias con problemas de nacionalidad, de acento, ¡de curvas! Condiciones que nunca en tu vida te habías planteado. Pero a mí me criaron para que entendiera que hay que echarle ganas, y no me he rendido. A pesar de tener trabajo, siempre trato de moverme a ver qué puerta nueva tocar y qué oportunidad nueva se presenta. La perseverancia y tener fe en ti han sido las claves para abrirme camino acá… y también en eso, todavía me falta.

HERNÁNDEZ, Manuel

-“La belleza no lo es todo, es lo único…” ¿Estás de acuerdo? ¿Por qué?
La belleza es muy subjetiva, y para mí eso sí es básico y bello, que a cada quien le gusten cosas diferentes. Ahora, no soy tonta. La belleza física hoy en día ha tomado un protagonismo absurdo en la manera que se maneja en todo el mundo. Gracias a Dios, creo que eso está cambiando. El espectro de imagen de la mujer está ampliándose y eso me emociona mucho.

-Maite Delgado o Joan Rivers…
¡No escojo! Te agrego más, tengo muchos ídolos: Chelsea Handler, Érika de la Vega, Ellen DeGeneres… todas tienen mis cualidades favoritas, aparte de la belleza obvia , el sentido del humor y el profesionalismo. Han sido pioneras y me identifico con cada una en la forma en que hacen su trabajo en los medios. Quiero ser como todas, pero quiero ser yo.

-Luego de tu participación en el filme venezolano Puras joyitas, ¿te ves como estrella de cine?
¡Ayyyy me encantaría! (risas). Pero si lo voy a hacer, lo haría bien. Sí, lo he considerado. Siempre he soñado con los Oscar, así sea presentando al lado de Ellen DeGeneres.

-Cuéntame la experiencia que más te ha marcado durante tu carrera…
Mi mamá viajó al Miss International a verme concursar, mi papá no pudo. Allá, ella estuvo por su cuenta —es una rockstar— y cuando gané, la vi a los ojos, me abrazó y lloramos como unas tontas. Al llegar a Caracas, en la rueda de prensa los medios me estaban dando muy duro, pero me convertí en la mujer de 20 años más elocuente y mi papá gritaba “esa es mi hija”. Haber hecho que mis padres estuvieran orgullosos y que me lo demostraran de una forma tan tangible y expresiva, fue uno de los momentos más bonitos de mi vida. También recuerdo mi primer rechazo en un casting para un desfile y la actitud que tomé en el segundo. Era una pichona. En la cara, te decían que no, así que me preparé como nunca y a la segunda sí quedé.

-¿Necesitas distracción para olvidarte de los focos de atención mediática o te sientes como pez en el agua mientras trabajas?
Mi trabajo es como cualquier otro, genera estrés, presión y siempre quieres cumplir con las expectativas. Lo disfruto muchísimo, me divierte un montón. Pero recientemente me descubrieron que soy hipertensa. Mi meta ahora es empezar a meditar y hacer más yoga para agarrar mínimo.

-¿Y tu mayor sueño?
Lograr un buen equilibrio en toda mi vida, alcanzar mis metas laborales, tener mi propio programa que fusione la comedia y el periodismo (estilo Chelsea Lately de Netflix), tener una familia sanita y recorrer el mundo… todo al mismo tiempo. ¿Se puede?