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Estudio revela que a los perros no les gustan los abrazos

Estudio revela que a los perros no les gustan los abrazos

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Estudio revela que a los perros no les gustan los abrazos

Salud

La inocente muestra de cariño por parte de los humanos puede generarles ansiedad y estrés.

26 abril, 2016
Pixibay (Licencia Creative Commons CC0)

Pixibay (Licencia Creative Commons CC0)

Un reciente estudio realizado por un investigador de la Universidad de British Columbia (Canadá) arrojó como resultado que los perros perciben de manera diferente muestras de cariño tan inofensivas como los abrazos. Si bien un abrazo es vista como una manifestación física de afecto entre los humanos, en el caso de los canes éste les puede generar estrés y ansiedad, posiblemente llevándolos a reaccionar intempestivamente.

Stanley Coren es quien llevó a cabo este trabajo investigativo publicado en la revista Psychology Today, y con el que llegó a la conclusión de que los perros generalmente no recibían con mucho agrado los abrazos por parte de sus amos, aunque estos últimos no se dieran cuenta y lo hicieran con la mejor intención.

La fase inicial de este análisis  comprendió el estudio de 250 imágenes obtenidas en Flickr y Google en las que podía verse a un perro siendo abrazado por un humano. En las fotos en las que se veía claramente el rostro del animal este mostraba si estaba relajado, ansioso, estresado o neutral ante el abrazo.

En el 82% de las imágenes, los animales no parecía disfrutar del abrazo, conclusión a la que llegó detallando las expresiones comunes que denotan su incomodidad. Mostrar los dientes, girar la cabeza en dirección opuesta a quien se le acerca, cerrar parcialmente los ojos e incluso el bajar las orejas son rasgos de ansiedad o estrés según Coren, lo que evidenciaría que el abrazo no les agrada como pudiera pensarse.

En determinados ambientes y situaciones, la ansiedad puede medirse si el animal bosteza o se estira muy seguido. Incluso, lamer los labios del amo o levantar la pata podría considerarse una muestra de estrés, dependiendo de las circunstancias o entorno que lo rodeen.

Para Coren, estas reacciones vienen dadas debido a que el perro, por naturaleza, tiende a correr y alejarse de lo que le genera intranquilidad. Por tanto, un abrazo forzado y la imposibilidad de salir corriendo inmovilizándolo puede aumentar sus niveles de estrés, al punto de reaccionar desfavorablemente. No obstante, el gesto no es perjudicial, sólo que debe ofrecérsele en total tranquilidad y nunca en contra de su voluntad.

(Fuente: News Australia)