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Vladimir Villegas creció en una familia donde las convicciones políticas son asunto serio. Hijo de un sindicalista y de una periodista con ideales comunistas no podía ser diferente. Sin embargo, hay algo mucho más preciado para la familia Villegas Poljak: el respeto a la creencia ajena. Posiblemente por esta razón el político y periodista es hoy un fiel defensor del diálogo en Venezuela. Antes de graduarse como periodista en la UCV, Villegas ya era dirigente juvenil en el Partido Comunista de Venezuela. Ha militado en la Causa R, Patria para Todos (PPT) y actualmente dirige la Avanzada Progresista. “Llegué al periodismo después de conocer la política. No le fui fiel a mi primer amor y no he podido decidirme por alguno”. Su recorrido en ambos oficios ha sido largo: reportero, parlamentario, embajador, vicecanciller, director de un canal de TV, columnista y un largo etcétera. Cuando le cuestionan su dualidad vocacional, responde que no es un periodista químicamente puro, pero que trata de ser químicamente honesto. “Mi caso es un poco extraño porque vengo de la militancia política y todos saben cuál es mi posición: soy un hombre de izquierda. Eso no quiere decir que cada información que dé será un manifiesto o una declaración de La Habana, o un discurso de Martin Luther King, evidentemente uno tiene que ir a las raíces del problema, a las causas del panorama que tenemos como sociedad”. Está convencido que los radicalismos no llevan a nada y cree que para levantar al país más que tolerancia, se necesita reconocer al otro y comprender que no hay verdades absolutas. Pensar así le ha costado, como él mismo dice, una dosis diaria de insultos y cuestionamientos. “Creo que ni toda la izquierda está en el Gobierno, ni toda la derecha está en la oposición. Estuve en el Gobierno, estuve en la oposición. Conozco un poquito de cada uno y ahorita estoy solo como la una, como Vladimir a la una (programa que transmite actualmente por Globovisión). Solo pero acompañado porque hay mucha gente que tiene una posición parecida a la que yo tengo”.Vladimir se considera un defensor de la “malquerida” Constitución, asegura que tanto aquellos que se levantaron contra ella en el 2002 y quienes la usan para sus intereses le han hecho un gran daño. Pero sin duda, si de una forma se pudiera definir, lo hace como un ciudadano que quiere que los venezolanos no se maten unos con otros: “prefiero mil intentos de diálogos fallidos que un venezolano muerto en una protesta”. L.A