7 agosto, 2023
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A las 5:30 de cada mañana el Maestro Franklin Pire se sienta frente a su piano y comienza a trabajar. Una rutina regida por la misma disciplina que aprendió hace unos veinticinco años a muchos kilómetros de su natal estado Falcón y gracias a la cual hoy es uno de los compositores, pedagogos y arreglistas más importantes en Venezuela.
Nació el 10 de marzo de 1969 en Punto Fijo. Su madre trabajaba en labores domésticas para llevar el sustento a sus hijos y Franklin, por ser el mayor, cuidaba a sus hermanos menores. Pero su curiosidad musical lo llevó a desafiar las reglas: “A los siete años comencé a estudiar cuatro a escondidas y el día de las madres le interpreté a mi mamá Como caricias de un niño; al principio estaba emocionada y conmovida pero cuando descubrió que abandonaba a mis hermanos para ir a tocar me dio una tremenda reprimenda que aún recuerdo”.
Su interés creció cuando llegó a Maracaibo y una tía lo inscribió el Instituto Niños Cantores del Zulia. Gracias a la filosofía y educación musical allí recibida, unidas a su talento innato, a los diecisiete años ya dirigía su renombrado coro. En ese momento tomó la música como un reto personal y profesional.
Entre sesenta postulantes consiguió una de las doce becas para estudiar en Moscú, —antigua Unión Soviética— pero no fue admitido en su conservatorio al considerar que le faltaba aprendizaje. Al no conseguir más oportunidades estuvo a punto de abandonar cuando surgió una posibilidad en Kiev, Ucrania, la cual aprovechó graduándose en el Conservatorio Piotr Ilich Tchaikovski con un magíster en Bellas Artes.
Ha sido compositor y arreglista de varias obras sinfónicas. Entre sus trabajos más recientes está la obra El Camarón Encantado, opereta inspirada en el popular cuento infantil del poeta cubano José Martí. Además de la composición también ejecuta ritmos populares con su Cool Jazz Fusion Band. A futuro planea continuar escribiendo obras musicales más completas: “La música es un medio para comunicar algo que está más allá de las palabras. Hoy puedo decir que ella me ha salvado en los momentos más difíciles de mi vida y me ha dado mucho incluso cuando menos lo merecía. Qué mejor manera que retribuirle a la música con más música”. Convencido de que el éxito se alcanza con un noventa y nueve por ciento de trabajo y un uno por ciento de inspiración, resume su pasión en una frase: “Cuando escribo música escribo mi lenguaje, muestro mi manera de ser y construyo mi mundo. En ese instante me convierto en mi propio dios”. P. V.
