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De todos los recuerdos en la infancia de Luigi Sciamanna, sus visitas al autocine La Paz en Caracas permanecen entre los más preciados. Allí descubrió entre historias y personajes aquello que quería hacer por el resto de su vida: actuar. Junto a sus maestros Ugo Ulive y Fernando Gómez se dieron sus primeros pasos en su formación actoral, al mismo tiempo que estudiaba cine en la Escuela de Artes de la Universidad Central. Su debut en las tablas ocurrió en 1987 con el montaje de Juan de la Noche, una obra sobre el poeta español San Juan de la Cruz, en la cual lo acompañaron no sólo sus dos mentores, sino también actores de la talla de Manuela García Maldonado y José Torres, generando en él un sentimiento de empatía y respeto por aquella generación de intérpretes que hasta hoy se mantiene intacta. De actuar, lo que más disfruta es la experiencia de vivir otras vidas, y aunque ha trabajado en una treintena de montajes teatrales y algunas diez películas, no se conforma con ello, dado que desde 1996 se ha dedicado además a dirigir teatro, llegando a escribir sus propias obras en años recientes, como Santos y Patria, Habitación con Desayuno y Primos de Sangre. En cada una de ellas, el deseo de libertad es un elemento constante, sea un arquitecto homosexual asumiendo su orientación después de treinta años, una familia con ideas políticas contrastantes o un país luchando por su independencia, Luigi siente que quizás no seamos totalmente libres, por lo que se ha dedicado a plasmar esa búsqueda a través del ejercicio teatral. A sus personajes los quiere como si fueran hijos, “los abordo todos con una enorme responsabilidad, una gran pasión y un gran amor”, y trata a su carrera con el mismo cuidado, “soy lo que mi carrera ha hecho de mí, ella me ha moldeado, la amo y la cuido porque fue una cosa que descubrí desde niño”, es por ello que la interpretación es para él una labor intensa y en ciertas ocasiones, agotadora. Se entrega a sus papeles con pasión y seriedad, abordándolos de acuerdo al espacio en el que le toca interpretarlos pero con una inmensa concentración. Es ese compromiso con la actuación y el personaje lo que le llevó a escribir y dirigir teatro, dado que al haber madurado como actor empezó a sentir la necesidad de contar historias que no se le fueron ofrecidas, plasmándolas en papel y presentándolas al público de la manera que él prefiere. En el fondo, Luigi es un hombre curioso, quien satisface sus caprichos desentrañando personajes, estudiando, leyendo, aprendiendo y explorando mundos nuevos. M.P.