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Neydalid es artista plástica, es en ello en lo que se ha desempeñado principalmente y es ese su trabajo más conocido, sin embargo, su “rebeldía”, como ella lo llama, no le ha permitido dedicarse únicamente a esto. Cuando joven la impulsaron a enfocarse en una sola línea de trabajo: “lo decían con buenas intenciones pero era difícil para mi espíritu creativo quedarme con una sola cosa. Yo quería hacerlo todo y tenía la energía para hacerlo; era joven y no lo lamento. Creo que no tendría la obra que tengo si no hubiese tenido esas experiencias”. Esas experiencias han sido muchas y muy variadas, pero de alguna manera relacionadas entre sí: de niña siempre le atrajo el arte, entrando con pretextos junto a su mamá a un curso de pintura y dibujo donde Neydalid era aún muy pequeña para ser aceptada formalmente; en su adolescencia llegó la danza y el interés por la poesía mientras asistía a la escuela Julio Árraga, una vez estudiando en la recién fundada Escuela de Artes de la Universidad Católica Cecilio Acosta conoció el teatro, los cuenta cuentos y al terminar su carrera regresó a la danza contemporánea. Cada uno de estos elementos ha conseguido mezclarse con su trabajo plástico, en algunos casos en la forma de performances y principalmente, por la introducción de textos a sus piezas, un proceso que se ha expandido a través de su obra reciente: “el hecho de que leyera tanto desarrolló mi imaginación, a través de la literatura conoces muchos mundos, desarrollas tu mundo interior, y eso marcó mi vida”. Al principio cambiaba los títulos por textos poéticos, hasta que poco a poco estos fueron encontrando su lugar en otros espacios, a veces en la forma de textos autobiográficos, otras como anagramas o extractos de novelas y llegando a convertirse en ciertos casos en el principal protagonista. Le encantan los trabajos extensos, aquellos que exigen de ella la mayor dedicación posible, no suele repetir sus obras y le cuesta hacer series por miedo a convertirse en una repetidora. Aunque no vive del arte, sino de su empleo como profesora e investigadora teórica en la Facultad Experimental de Artes de La Universidad del Zulia, la plástica es para ella un lenguaje y una forma de vida sin la que no puede imaginarse a sí misma, en su trabajo puede apreciarse ese carácter libre que tanto resalta en ella, el desagrado por encerrarse en un sólo espacio, una sola técnica y un sólo medio de expresión. M.P.