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“La batería puede hacerte levantarte y bailar”, y más aún si la toca Fernando Valladares. Desde pequeño el ritmo de unos timbales y los acordes de una guitarra han sido su mundo. Atraído por la música comenzó a los ocho años a estudiar piano, mientras la percusión era una diversión que disfrutaba sin horario ni profesor. Cada tonada de The Beatles y Rolling Stones que sonaba en la radio durante su adolescencia, era imitada sin cesar por él y sus vecinos de la urbanización Irama hasta rozar la perfección. Con el paso de los años sus gustos musicales fueron variando y pasó de ser un chico rebelde enamorado del rock and roll, hasta uno que con dieciséis años grabó su primer disco de gaitas con el grupo Élite. Tocando para ese género las puertas grandes de la música nacional se le abrieron de par en par siendo apenas un joven de veintiún años con mucho talento para exhibir sentado detrás de la batería de la súper banda de Venezuela, Guaco: “Después de coincidir en un toque los de Guaco me llamaron. Yo estaba muy chamo, no sabía ni dónde estaba parado pero sí sabía que quería estar tocando. La oportunidad me llegó muy temprano pero cuando tienes una tan grande como esa, tienes que aprovecharla. Guaco fue un aprendizaje musical y de vida, que me trajo muchísimas satisfacciones, pero en especial desarrollarme como productor musical, aprender a trabajar en estudio y construir un disco”. En sus recuerdos sobre los ochenta permanecen nostalgias de toques con Guaco hasta el amanecer y con pequeños grupos de jazz en locales nocturnos de la ciudad: “De esa década extraño muchísimas cosas: amigos, fiestas pero sobretodo música. Esa inquietud me ha permitido convivir con cualquier estilo. Tanto es así que puedo decir con orgullo que he pertenecido a los dos grupos de fusión musical más importante de Venezuela: Guaco y la banda de Huáscar Barradas, a quien conozco desde la infancia y me reclutó como pianista profesional, por primera vez en mi vida”. Su buen oído para crear ritmos lo ha llevado a recibir el reconocimiento de otros artistas como Frank Quintero, Luis Enrique y Ricardo Arjona, quienes han confiando la producción de algunos de sus temas a este marabino: “Produzco discos de otros y también hice el mío, Omni. Es una producción que se pasea por todo tipo de géneros, así como mi vida, donde he aprendido que el músico se debe a la música y no al revés. Me cuesta definirlo con palabras, por eso siempre he preferido decirlo todo con música”. A.B.