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Venancio Vargas, una esperanza para toda la vida

Venancio Vargas, una esperanza para toda la vida

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Venancio Vargas, una esperanza para toda la vida

Perfiles

1 mayo, 2006

DONDYK+RIGA

El sueño de casi toda pareja es ver su amor concretado en un nuevo ser. Sin embargo, algunas tienen la deventura de nunca ver su sueño realizado a causa de los problemas reproductivos. Cuando todo parece estar perdido, nombres como el del doctor Venancio Vargas salen a relucir. Este ginecólogo es uno de los pocos especialistas en Fertilidad del estado Zulia, quien ha dedicado dieciocho años de su vida al estudio de la medicina; en ese devenir, se ha convertido en un testigo presencial y activo del milagro de la vida: “Creo que siempre supe que quería ser médico. Cuando estudiaba en el instituto, me llamaba la atención la investigación y la biología. En el año 93 obtuve mi título en La Universidad del Zulia y durante un tiempo estuve en el Instituto Venezolano de Investigaciones Cinetíficas. Pero allí me di cuenta que lo mío no eran los laboratorios. Decidí convertirme en ginecólogo. Es una especialidad con muy pocos enfermos. Mi trabajo es dar felicidad, traer vida al mundo, ver gente nacer cada día. Creo que encontrarme conque algunas parejas no podía ser partícipes de esa felicidad fue lo que me llevó a especializarme en Fertilidad”.

En el 2003 el doctor Venancio Vargas egresó de la Clínica de Fertilidad del Centro Médico Docente La Trinidad, en Caracas, con la especialización sobre sus hombros. Fue entonces cuando volvió a Maracaibo, para formar parte del equipo del Instituto Integral de la Mujer de la Clínica Paraíso, un equipo multisdisciplinario que figura entre los pioneros de técnicas como fertilización in vitro en nuestra ciudad: “Es increíble que en un pais como el nuestro todavía existan tabúes sobre los problemas de fertilidad. Muchas veces las parejas se quedan sin tener hijos por problemas que, en el ochenta por ciento de los casos, son de baja complejidad y pueden resolverse en una o dos consultas. Sólo de un quince a veinte por ciento de las parejas necesitan recurrir al in vitro. La evolución de de la especialidad ha limitado el número de exámenes, que tienen la fama de ser muy costosos. Hay que tener perseverancia y dejar el temor a un lado. En esta profesión la satisfacción es terriblemente buena, así como terrible es el fracaso. Pero creo que lo más importante es intentarlo, pues el resultado es un milagro que nadie debería dejar de experimentar”. C.W