7 agosto, 2023
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Mucha vitamina A, del amor, ha recibido Oriana Chávez, una chica súper especial, campeona de natación con un récord mundial. Oriana Remedios, en honor a la Virgen de los Remedios, es el nombre con que fue bautizada esta deportista zuliana cuando hace veintiún años fuera diagnosticada con síndrome de dawn, condición que no ha impedido su formación como persona, sino que simplemente, como expresa su familia, hizo de cada gran momento de aprendizaje, una aventura más prolongada. Oriana aprendió a nadar a la edad de tres años durante un campamento de verano, pero su verdadero contacto con el agua, el que marcaría su vida y la historia de la natación, se dio hace cuatro años, cuando fue inscrita en un curso para personas con discapacidad en la escuela Bellas Artes. Dos meses más tarde el veredicto fue unánime; habiendo dominado todas las disciplinas, la decidida Oriana, amante de la música y ferviente exponente del baile, se expresó como una campeona en potencia: “Todos los niños especiales pueden ser profesionales como yo. Le digo a los padres que sus hijos especiales pueden hacer cosas interesantes, y que no tengan miedo”. Tras haber triunfado en su primera competencia junto a niños con discapacidad en la ciudad de Valencia, y haber conquistado otros importantes retos en Maracaibo, Oriana conformó la delegación venezolana en el Mundial de Síndrome de Dawn en Natación, celebrado este año en Irlanda. En esta oportunidad Oriana, además de convertirse en la medallista de la selección, logró una hazaña especialmente inolvidable: rompió el récord mundial en la modalidad de pecho –su favorita– la cual le mereció la Orden San Sebastián otorgada por la Alcaldía de Maracaibo, un lugar entre las leyendas del deporte y, por supuesto, un mayor sentimiento de orgullo de parte de sus allegados hacia este ser humano íntegro, para el que la barrera es una marca fácilmente superable, incluso a nivel mundial. E.R.
