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ISMAEL CALA: Leer es también saber escuchar

ISMAEL CALA: Leer es también saber escuchar

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ISMAEL CALA: Leer es también saber escuchar

Mundo

En nuestra edición 67 el famoso Ismael Cala nos regaló un texto sublime como preámbulo de sus letras en colaboración editorial con Tendencia, su expresión humana y genuina encantó a nuestros lectores, por eso hoy reeditamos el texto en el momento justo para volver a leerlo.

4 junio, 2019

La radio y la televisión han sido los protagonistas de la mayor parte de mi carrera; sin embargo, siempre he sido un ferviente admirador de los medios que utilizan la palabra escrita y, por supuesto, uno de sus asiduos lectores.

El hecho de que ya esté a punto de publicarse mi primer libro, Cala contigo: el poder de escuchar, dice mucho de la importancia que le concedo a la palabra escrita. Por todo esto agradezco tanto la posibilidad que me brinda Tendencia de acercarme a sus lectores.

Precisamente quiero dedicar mi primera colaboración a la virtud de saber leer. Porque saber leer es también saber escuchar, que no nos quepan dudas.

Alguien tan erudito como San Agustín dijo: “Cuando rezamos hablamos con Dios, cuando leemos Dios habla con nosotros” ¿Por qué cuando leemos Dios habla con nosotros? ¿Es que un sabio como San Agustín alguna vez pensó que quienes escribimos tenemos catadura de dioses? ¡Nada de eso! Lo que sucede es que cuando leemos nos habla el pensamiento.

El diálogo con el autor se produce a través de las palabras que se generan en nuestro pensamiento, que no es más que una manifestación de la inteligencia humana. ¡Y qué es la inteligencia humana sino el mayor regalo de Dios!

Somos seres inteligentes porque somos seres pensantes. Por eso, según San Agustín, cuando leemos es Dios quien nos habla. Tiene razón San Agustín.

La lectura es un diálogo entre el autor y la intimidad del lector, pero con todas las características de una plática convencional en la que pueden participar uno o varios interlocutores.

Tenemos que prestar atención, razonar, a veces preguntar o responder; podemos emocionarnos o mantener la ecuanimidad y, como en cualquier conversacion rutinaria, estamos obligados a sacarle provecho a cada palabra y a cada intención.

Nada más parecido al cierre de una conversación que la culminación de una lectura.

Leer es escuchar, pero desde lo más profundo del espíritu. Escuchar palabras que no suenan de nuestros labios, pero resuenan en el teatro de la mente, manteniendo su carga de significado.

Cuando leemos se nos aligera el intelecto, se dispara la imaginación y se nos allana el camino hacia nuestro crecimiento personal. La lectura forja sueños y, a la vez, es un surtidor de argumentos a la hora de luchar por convertirlos en realidad.

Leer es la expresión más sublime del saber escuchar y, por lo tanto, uno de los pilares que sustentan el secreto del buen hablar.

Gracias, Tendencia, por ofrecerme esta nueva ventana de complicidad. Gracias a ti por leerme, y bienvenido a mi columna Cala es Tendencia.