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http://www.tendencia.com/2018/showroom-maniquies-vivientes/
Siguiendo el cauce natural, todo debe transformarse y rediseñarse. La industria de la moda, a pesar de reciclar tendencias, no está exenta. Además de las grandes pasarelas y semanas de la moda, muchas tiendas a nivel mundial, de pequeños y grandes empresarios, han optado por una opción que ha innovado y dado muchas interrogantes al mercado: los showroom.
Pero, ¿a qué se refiere este término? Se trata de un evento a pequeña escala, en el que algunas modelos usan las prendas seleccionadas por el diseñador para mostrarlas a la prensa o alguna celebridad, hablamos de encuentros íntimos, con motivo de intercambiar publicidad o algún tipo de promoción entre el diseñador y aquellos que son invitados a ver las piezas antes de su lanzamiento oficial.
Al menos, así lo fue hasta hace poco, en la actualidad los showroom se han ido apoderando del mercado consumidor, sirviendo para que los clientes conozcan cómo se ven las piezas y así acelerar las ventas y la promoción de alguna tienda o almacén, convirtiéndose en una opción genial para el mercado prêt-à-porter.
En países como China, donde el índice de la población supera los mil trescientos millones de habitantes, las modelos figuran como ‘maniquíes’, para demostrar a los clientes de qué forma pueden combinar la ropa, además de ver en distintos cuerpos cómo lucen.
La vida de estas mujeres, según un reportaje especial publicado por el portal Sixth Tone, transcurre en almacenes abarrotados de personas y ropa. Es por eso que las modelos deben tener un sentido agudo de la misma, para así crear outfits en menos de de 15 segundos, colocárselos y modelarlos.
Wu Anning tiene 22 años y su rutina comienza a las 3:30 am, lista para empezar un día en el que tiene que ponerse mínimo 300 piezas. Ella no es la única, es tanta la competencia que muchas tiendas buscan la forma más creativa de ganar la atención de los consumidores.
Mientras tanto, estas modelos sacrifican vida social, horas de sueño, entretenimiento… por mil dólares semanales. “Al menos estoy trabajando duro por mi futuro”, piensa Wu cada vez que ve a sus amigos saliendo o las veces en las que llega extremadamente cansada a su casa, para dormir cuatro horas y empezar la misma rutina la mañana siguiente.