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http://www.tendencia.com/2018/luisito-comunica/
“Recuerdo perfecto la primera vez que viajé para trabajar; yo tenía unos 20 años y estaba en el intento de comenzar una productora para eventos junto con mis amigos Berth y Yayo. Hacíamos todo tipo de videos: fiestas de 15 años, bodas, chambelanes, videos institucionales… En una ocasión hasta fuimos contratados para hacerle un video musical a un artista independiente que posteriormente, descubrimos era un fiel amante del nudismo parcial frente a la cámara; lo que fuera con tal de tener trabajo y sacar adelante a nuestra supuesta compañía. Pues un día como cualquiera recibimos una llamada de una persona que tenía una agencia de viajes extremos y nos platicó que estaba organizando una excursión para amantes del 4×4 en un desierto, e iba a necesitar a alguien que documentara la experiencia y, me atrevo a citar, ‘no cobrara muy caro’. No cobrar muy caro se tradujo en una paga de 1.500 pesos mexicanos (75 dólares aproximadamente) para los tres y una habitación de hotel con una cama en la que debíamos caber todos. Decidimos tomar la oferta por la experiencia; jamás habíamos sido contratados por alguien que nos llevara de viaje a otra ciudad, y la idea resultaba más que emocionante. Rápidamente nos dimos cuenta de que trabajar en el desierto tiene cierto grado de dificultad. Las cámaras se calientan y tienden a apagarse, el sudor rodeando tus ojos te impide poder enfocar apropiadamente y cargar una mochila llena de equipo se complica cuando tu superficie es arena hirviendo. El viaje en general fue una mezcla de risas sinceras, constante bullying por parte de señores adinerados y poner nuestro equipo de trabajo en riesgo para sacar las mejores tomas posibles. Pero lo disfrutamos como nunca. El producto final fue excelente y todos estábamos más que satisfechos. Habíamos logrado lo que muchos creen inalcanzable: divertirnos mientras trabajamos. Fue en ese momento que descubrí algo nuevo en mí, yo no veía mi vida en un mismo lugar, con una rutina y un destino predecible. Yo quería llenar mis días de risas y experiencias creándome un trabajo. Para no alargar más la historia, les cuento que la persona que nos contrató tardó dos meses en pagarnos y no pareció quedar del todo satisfecho con lo que le entregamos (supongo que todos tenemos gustos diferentes). Uno podría decir que no sacamos mucho de esa travesía, pero yo les digo enteramente lo contrario. Fue a partir de ese día que me propuse trabajar a mi manera, siempre buscando ir más lejos. Y en eso estamos. Pescando siempre una nueva oportunidad, con la fortuna de tener a millones de personas que se han decidido unir a esta aventura. Siempre, siendo bienvenidos a una aventura más”.