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Nuno Gomes: “Mis videos son un reflejo de mi alma”

Nuno Gomes: “Mis videos son un reflejo de mi alma”

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Nuno Gomes: “Mis videos son un reflejo de mi alma”

Revista

La mayor parte del público lo conoce por ser esa persona que dirigió los videos de Chino y Nacho, pero este comunicador es mucho más que ese proyecto audiovisual. Considera que es un director integral –y que, por favor, no lo etiqueten antes– que aún tiene muchas historias por contar.

2 junio, 2017

MÁRQUEZ, Luis Alejandro

Desde los 19 años de edad trabaja formalmente en el medio audiovisual, aunque su sueño comenzó aquel día en el que su mamá le regaló una cámara de video casera, para que ocupara su tiempo de ocio en algo más productivo que jugar Nintendo. Ella no supo que le había ofrecido las herramientas a un futuro director y a pesar de que las películas siempre fueron su mayor hobby, Nuno Gomes tampoco sabía que en el futuro sería esa su profesión.

Gracias a Demoor Movie, la productora que le abrió las puertas a su corta edad, pudo aprender más sobre los trabajos y producciones audiovisuales. A pesar de trabajar sin remuneración económica, así fue cómo más tarde se convirtió en director y estuvo en la cabeza de proyectos comerciales para HBO y Pepsi.

¿Cómo supiste que dirigir es tu vocación?
Mi mamá nunca se imaginó que la cámara que me regaló iba a definir el resto de mi vida. Usándola y con lo que aprendí viendo películas con mi papá, practicaba haciendo cortos con mis juguetes, luego cortos con mis amigos de la cuadra y más tarde grababa y editaba obras de teatro y actividades en el colegio. Respiraba, comía, soñaba en función a hacer cine, de hacer proyectos audiovisuales, hacer cosas diferentes, contar historias. Cuando me tocó elegir la carrera que quería seguir, pues no lo pensé dos veces, sabía que quería hacer algo relacionado al mundo audiovisual, mis padres no estaban del todo de acuerdo al principio. Tenían el típico temor de padres, querían que escogiera una carrera “con más futuro”. A los 19 años, comencé a trabajar en una casa productora, donde estuve por 8 años, allí tuve la oportunidad de conocer a grandes personas del medio que gracias a ellos soy quién soy hoy día.

¿Cómo fue tu primera vez detrás de cámaras?
Es interesante porque hay tres momentos claves en mi vida: El primero es cuando recibo mi primera video cámara, lo más cercano que se me ocurría capturar eran cumpleaños y fiestas familiares. Luego descubrí lo que podía hacer con ella. La segunda fue el taller intensivo de asistencia de dirección, el cual hice antes de empezar en Demoor Movie, ese taller unía a la gente de la Bolívar Films con la Universidad Monte Ávila y llevaban equipos reales del medio publicitario. La primera vez que me monté en un mini jeep, para mover una cámara profesional, fue una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida, fui como un niño en Disney. La tercera vez fue el momento en el que realicé mi primer proyecto oficial como director de la productora, un comercial que le haríamos a la Plaza Sadel, en Caracas, Venezuela. Recuerdo que la persona que estaba conmigo haciendo foco me dijo: “¿Qué tal? ¿Cómo te sientes?” y yo no entendía muy bien a qué se refería… Era sobre cómo me sentía al ser la primera vez que dirigía siendo oficialmente director del medio. Pasé de trabajar de forma experimentada, sin remuneración, a decir “acción”. Fue un momento especial que aún guardo en mi corazón como si lo hubiera vivido recientemente.

¿Cómo describirías tu evolución y la de tu estilo?
Uno cambia todos los años. Cambia cómo piensa, cómo siente, cómo narra las historias. Ve películas, lee, investiga, crece, se equivoca, aprende de los errores… está constantemente evolucionando. Pero siento que los valores se mantienen intactos, siempre digo que uno tiene que tratar de cambiar a nivel técnico pero nunca a nivel espiritual. Si tu eres una persona bondadosa, humilde, constante, que cree en lo bueno y tratas de crecer sin comprometer al de al lado o perjudicar al colega; eres alguien con principios muy claros e ideas frescas, no hay que amenazar la integridad moral por el valor monetario, siendo tú mismo puedes alcanzar el éxito. He mejorado mucho mi técnica y en la manera de contar las historias, de cada proyecto me nutro y fortalezco, identifico las debilidades para mejorar y así no volver a cometer errores. Cada vez soy más ambicioso, porque no soy una persona conformista, si siento que tengo una zona de confort, quiero romperla y obligarme a hacer algo distinto, para no quedarme estancado en lo mismo. A pesar de que mi estética, de cierta forma se ha mantenido, la he fortalecido: es posible ver un trabajo que haya hecho y reconocerlo sin la firma. He evolucionado a nivel personal, siempre trato –ahora más que nunca– que mi trabajo tenga algo con lo que el público pueda conectarse, que al terminar de verlo invite al debate y a la comunicación, crear una experiencia audiovisual que transmita un mensaje y una reflexión, no quiero algo de puro entretenimiento, sino que te ayude como ser humano. Mis videos son un reflejo de mi alma, de lo que yo pienso, de mis ideologías y costumbres, las tradiciones de mi familia, todo lo que se me ha inculcado desde que nací.

¿Qué directores admiras y cuáles han sido tus influencias?
He tenido muchas influencias, la verdad que me quedo corto si te lanzo nombres puntuales. Haré mi mejor esfuerzo y trataré de decidir… Soy un amante ferviente de Kubrick, me encanta muchísimo, no soy tan loco como él –risas–, pero me gusta mucho el estilo de la puesta en cámara, sus técnicas, el nivel de sus personajes, lo desenfadado que es al plasmar una idea que tiene en su cabeza. Él era un amante de lo que hacía, es impresionante. Me gusta el nivel narrativo de los personajes de Tarantino, la manera en cómo trabaja el guion Nolan, la mezcla perfecta entre lo oscuro y familiar de las historias de Spielberg, el profesionalismo y seriedad con la que hace cada plano, es casi un soñador. Hay muchísimos, me gusta además Kurosawa, el cambiaba de planos drásticamente en un solo movimiento de cámara, solo por el desplazamiento de los actores en la misma escena. Y bueno, Cantinflas es una persona de la que soy fanático, pero fanático hasta más no poder.

¿Cuál ha sido el reto más difícil que has enfrentado hasta ahora?
Todos los proyectos tienen algún tipo de reto. El video de Me voy enamorando de Chino y Nacho, fue una producción muy ambiciosa, muy difícil. Fuimos al centro de Petare, un barrio de la capital venezolana, algo sumamente arriesgado y también uno de los momentos más gratificantes de mi corta carrera. Andas en mi cabeza, para ser la secuela de este, fue difícil superarla y contar la historia a través de tres ciudades, con muy pocos días, más de 25 actores en escena y un presupuesto que básicamente era la mitad del anterior; pero gracias a Dios se logró. Tuvimos la dicha de rodar hace poco un video de ciencia ficción en Madrid, el cual quedó fenomenal. Hice un video en Bariloche, Argentina, con un equipo de únicamente tres personas, fueron cinco días con una cámara y una actriz, no más. Ese fue uno de mis favoritos y nadie lo ha visto, aún.

¿Y la producción que más has disfrutado?
Mmm… creo que las de Chino y Nacho. Han sido producciones muy complejas que han ameritado el traslado de un equipo de más de 40 personas a distintas partes del país. Recreamos lluvia, fuego, nieve y fuimos a una azotea de 42 pisos sin ascensor. Diría que Andas en mi cabeza y Me voy enamorando han sido los proyectos con más dificultades a nivel de producción y los más ambiciosos a nivel del diseño de producción. Afortunadamente quedó súper bonito.

Totalmente. Y como lo muestras en tus videos, los hombres “comunes y corrientes” ya no tienen chance…
–risas– Siii, la competencia está como que más difícil ahora. Cuando me toque pedir matrimonio no sé qué voy a hacer, de pana no sé qué ca**jo hacer –risas–, tengo que superar todas las expectativas.

En tus palabras, ¿qué te diferencia del resto?
Tengo la fortuna de ser colega de varios de mis amigos en el medio, que hacen el mismo lindo oficio que yo hago: contar historias en los videoclips. Y considero que cada uno hace un gran trabajo por separado, cada uno tiene sus fuerzas y debilidades; lo simpático es que cada quién pueda hacer algo distinto y eso es lo que permite que este mundo sea tan diverso. Compostela Films, no solo Nuno, se centra en contar historias que puedan llegar al alma, que logren conectarse con las personas, historias humanas. Nos gusta usar los finales sorpresivos, historias con personajes fuertes y con características memorables, me gusta invitar a actores de cine y teatro, a colegas. Quiero que la gente se conecte, quizás el género o el artista no les guste, pero el videoclip puede lograr el cometido de engancharte y permitirte disfrutar del mismo, simplemente para que lo interiorices. Nos gusta que el video logre cautivar el ojo del espectador, que se multiplique, se vuelva una tendencia y que las personas realmente lo disfruten, porque ¿qué mejor publicidad que el “boca a boca”?

¿Harías videos para bandas como Viniloversus y La Vida Bohème?
Me encantaría. He estado manejando mucho el área del tropic pop, del reggaetón, del merenguetón… no por mis propios gustos, sino por clientes que me han contactado, eso no quiere decir que no quiero manejar otros géneros musicales. Me encantaría hacerle un video a Viniloversus, una vez me ofrecieron la oportunidad pero desafortunadamente nuestros calendarios nunca coincidieron. Soy un director íntegro, no me caso con ningún género musical, lo que quiero es contar historias y que los artistas me permitan tomar a sus bebés, arroparlos y vestirlos con una pieza audiovisual digna de su tema.

Entonces, ¿a Nuno Gomes qué género musical le gusta?
Bueno, yo soy muy general. Me gusta mucho el rock –aunque no lo creas– y el pop, quizás el pop más que el rock. Me gusta bastante la electrónica a pesar de estar bastante metido en la onda folk, no tengo uno específico, puedo escuchar todo tipo de música. No soy amante del vallenato y la cumbia, aunque si los escucho me atrevo a bailarlos –risas–.

En el video de Única, el personaje que le ayuda a Victor Drija a volver en el tiempo luce como Morgan Freeman, ¿es una influencia directa?
Sí, fue totalmente adrede. Buscamos al doble de Morgan Freeman, que casualmente es venezolano y estaba en el país. Le ofrecimos la oportunidad de participar en el proyecto y el señor Ramón Blanco aceptó y disfrutó muchísimo hacer el papel. Es más viejo que el actor, así que técnicamente Morgan es el doble de Ramón –risas–. Pero sí, fue con toda la intención de crear algo jocoso y hacerlo viral, aprovechándonos de la similitud para que la historia pudiera tener mejor golpe en las personas y que piensen: “Dios, ¿cómo no lo vi antes?”. Que tuviera ese toque de diversión.

 

Cuéntanos sobre el guion cinematográfico que estás preparando
Llevo tiempo en el desarrollo de mi ópera prima. Estoy escribiendo el guion desde hace seis o siete años y la intención es realizarla en dos años. He tocado todo tipo de géneros, obviamente uno cambia la manera de pensar, sentir, narrar, escribir y por eso es que cada vez que reviso el material, siento que debo variarlo un poco. Es un proceso que amerita ver cuánto puedes aguantar durante su realización, no hay apuro. Por más cliché que suene, el tiempo de Dios es perfecto. Mi profesión amerita ir a paso seguro, si haces algo mal vas a ser juzgado por el resto de tu carrera. Prefiero tomarme el tiempo adecuado para concebir el guion, aquel que sienta que está listo, con una historia que realmente quiera contar.

Y si tu vida diera un total giro, haciendo que tu forma de pensar cambie drásticamente, ¿escribirías un nuevo guion desde cero?
Si hay que cambiarlo, pues se hará. He reescrito escenas por completo, porque como te dije, las experiencias y el trabajo le abren el ojo a uno, ya no hay más gríngolas, la vida se ve de una manera distinta. He madurado y me he encontrado con que los diálogos quizás son un poco infantiles para el contexto, por lo que los he cambiado conforme a la situación y a los sentimientos de los personajes. Si tu creces, también lo hará tu guion. Todo lo que te ocurre influye. Si al verlo no te sientes identificado, toca cambiarlo, con todo el dolor del mundo, pero toca.

¿Qué historia quieres contar en tu primera película?
Este es un tema familiar. Quién quita que lo cambie, no sé, todo puede ser tan impredecible. Todos los géneros cambian, lo que empezó como una comedia continuó como un drama familiar y quizás termine como algo de ciencia ficción, quién sabe.

¿Cuál es tu zona de confort?
Poder contar una historia con la que te puedas conectar y sentir que te mueve alguna fibra interna, esa es mi zona de confort. Cuando no hago un video con historias, salgo de la zona. Hace poquito hice un video de Alkilados con Maluma y es totalmente diferente a lo que suelo hacer, lo cual es bueno, me permite crecer. Ese tipo de proyectos son los que realmente fortalecen a uno, porque trabajas a la expectativa.

En el cine, ¿dirigirías historias que no sean de tu autoría?
No me cierro a la posibilidad. Me gusta plasmar lo que yo escribo, pero eso no implica que no me atreva a involucrarme en otra perspectiva y traducirla a mi propio lenguaje. Me pasó cuando tuve que adaptar guiones publicitarios y no tuve ningún problema con ello, de hecho, fue un gran disfrute.

Si fuera un libro el que tuvieras que adaptar, ¿cuál sería?
Me encantaría hacer El Peregrino, de Paulo Coelho. Pues él va camino a Santiago de Compostela y gracias a ese libro tomé la iniciativa de ser director. Es la razón por la que mi productora se llama Compostela Films.

¿Cuál crees que es el rol del cine en la sociedad venezolana?
Una pregunta interesante… es difícil de responder debido al momento tan delicado que estamos viviendo actualmente. Normalmente el cine de cada país es reflejo de su idiosincrasia y lo que está atravesando a nivel económico, político, social y cultural, por eso el cine venezolano es de protesta. Considero que al hacer películas sobre todos esos problemas no estamos aportando nada, es echarle combustible al incendio que ya existe. No estoy en desacuerdo con que esas historias se hagan, sino que sean las únicas. Siento que debemos aprovechar este medio para alimentar al pueblo culturalmente, contarles historias diferentes: que sean optimistas, que puedan ofrecer paz y calma en estos momentos que estamos atravesando. Tampoco me considero amarillista como para tomar esas situaciones y sacarle provecho para lucrarme. Veo mucho cine de violencia, narcotráfico, abuso infantil, violencia doméstica… Es válido, respeto a los colegas que lo hacen, pero no es algo que yo haría. Considero que podríamos hacer cine de otra clase, de otra manera. Muchas veces me consideran soñador, quizás mis historias no representen situaciones difíciles como las actuales, pero a través de mi trabajo lo que quiero es refrescar el alma de los ciudadanos, que vean el país al que podemos llegar si nos lo proponemos; eso es lo que he venido trabajando en los últimos videos que he realizado. Poco a poco he logrado sembrar mi semillita y le he enseñado a las personas que tenemos un potencial increíble para hacer un mejor país. Así que el cine puede dar ese aporte y demostrar la otra cara de la moneda.

¿Qué consideras que le falta a la industria cinematográfica en Latinoamérica y Venezuela?
No falta nada. Diría que faltan las oportunidades para hacer el cine que de verdad queremos hacer, pero el talento, el potencial, la virtud y la disposición sobran. Muchos colegas han tenido problemas de censura y económicos –para esos proyectos realmente ambiciosos–. Compostela Films, gracias a Dios, tiene de los mejores equipos en Latinoamérica, contamos con actores y directores de arte súper talentosos y además, las locaciones son una belleza (Venezuela). No nos falta nada, lo único que nos falta es una mejor circunstancia del país, un mejor estado económico y social.

¿Cómo es tu plan para traspasar fronteras a través del cine?
Al mantener mis ideales y mis creencias intactos, sin hacer cine buscando fama, sino por transmitir un mensaje; así puedo demostrar que se puede realizar un cine de calidad, uno diferente, que vaya más allá de las expectativas. Quiero plasmar un deseo que tengo desde hace muchísimo tiempo, contar una historia que ha estado dando vueltas en mi cabeza por muchísimo tiempo, no ser reconocido y ya.

MÁRQUEZ, Luis Alejandro

A Fondo:
Una canción: Best of you, Foo Fighters.
Una película: Garden State, de Zach Braff.
Un postre: Pie de parchita.
Una aplicación: Pokémon Go.
Un héroe: Mi padre.
Un villano: Las expectativas ante los proyectos.
Tu peor miedo: fracasar.
Un placer culposo: que la gente llore al ver un proyecto mío –risas–.
Un actor: Liam Neeson.
Comida favorita: La mexicana.
Un cantante o grupo: Shakira.
El último concierto al que asististe: Wow… Chino y Nacho, creo…
Un recurso visual favorito: los flares solares.
Una paleta de colores idónea: aguamarina, me encanta.
La película con mejor fotografía: Qué decisión tan difícil… nombrarte una sería un crimen para mí, pero confieso que aluciné la primera vez que vi Skyfall, me encantó.