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Posibles factores que influyeron en el triunfo del No en Colombia

Posibles factores que influyeron en el triunfo del No en Colombia

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Posibles factores que influyeron en el triunfo del No en Colombia

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Con un cerrado margen, los colombianos no aceptaron el acuerdo de paz entre el gobierno de su país y la guerrilla de las FARC. Las posibles razones, a continuación.

3 octubre, 2016

Colombia y el mundo han quedado estupefactos por el inesperado triunfo del No en el plebiscito que buscaba la aprobación pública de los acuerdos de paz alcanzados entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un resultado que ni los partidarios de dicha opción se lo esperaban.

¿Quiere decir que los colombianos no quieren la paz? No. Esa es una conclusión errada, apresurada y alejada de la realidad. Lo que no quieren es impunidad, y este resultado reafirma eso.

El pueblo colombiano desea la paz pero no a cualquier precio y lo demostró en las urnas el pasado domingo 2 de octubre. El resultado, que hoy los medios reflejan como sorpresivo ante el mundo, simplemente muestra que la mayoría de los colombianos exige un acuerdo de paz que involucre a todos los afectados, atienda sus voces y aplique sanciones ejemplares, acordes a los delitos cometidos por todos los actores del conflicto. A continuación presentamos algunas razones que pudieron haber inclinado la balanza a favor de la opción del No en la nación suramericana.

  • Avalancha mediática: La campaña por el  acaparó los medios de prensa, algo que era de esperarse considerando por principio que todos los colombianos quieren la paz. Sin embargo, lo que generó dudas no sólo fue la desproporcionada promoción del , sino la crítica frecuente y hasta intimidante ante quienes optaban por el No. Frases como “Si votas por el No, entonces quieres la guerra”, la cual representaba una clara manipulación a la intención de voto, terminaron siendo contraproducentes para la aprobación de los acuerdos. Quienes optaban por el No coincidían en que debía hacerse una revisión más justa, pública y profunda de los acuerdos.
  • Más prensa para ex guerrilleros que para víctimas del conflicto: Si bien una de las cosas más positivas de la búsqueda de la paz es el testimonio de los desmovilizados, varios medios dieron mayor difusión a sus historias que a las de civiles afectados por el conflicto, mártires directos de la violencia. Muchos ciudadanos padecieron horrores y torturas, pero desafortunadamente sus crudos testimonios fueron dejados de lado por enfocarse más en el nuevo futuro de los ex guerrilleros, una realidad que evidenció un desequilibrio testimonial que buscaba fortalecer la opción de .
  • El constante señalamiento a las fuerzas del estado dentro del conflicto: Un factor que ha estado en auge desde el inicio de los diálogos ha sido la permanente acusación de abusos de autoridad por parte de la policía y ejército colombiano. Aunque la fuerza pública ha admitido sus errores y responsabilidad en varios escenarios del conflicto, muchos interpretaron la permanente exposición de sus fallas como una estrategia con doble intención: sembrar dudas en la población sobre el actuar de los organismos del estado y a la vez desviar la atención sobre los crímenes cometidos por la guerrilla.
  • Vinculación de personajes políticos como Chávez y los Castro al proceso: El discurso de las FARC, abiertamente de izquierda, siempre ha agradecido la gestión de líderes como los hermanos Fidel y Raúl Castro, así como la del desaparecido Hugo Chávez, a quienes señalan como grandes impulsores del proceso de paz. Sin embargo, las realidades sociales que viven Cuba y Venezuela, el verbo encendido de sus iconos políticos y las crecientes diferencias de derechos entre el pueblo y la clase política en estos países, motivaron a que muchos colombianos rechazaran la vinculación de las FARC con estos gobiernos.
  • Impunidad a los culpables: el proceso de paz ha estado marcado por una serie de condicionamientos especialmente por parte de los voceros de la guerrilla, en los cuales destaca que muchos de ellos ingresarán a la vida política sin responder plenamente ante la justicia por sus crímenes ante la sociedad colombiana. Esto fue denunciado con antelación por los promotores del No, pero no hubo modificación alguna en el documento final del acuerdo de paz. Por lo tanto, el pueblo colombiano fue en el encargado de sentenciar su opinión al respecto votando en contra.
  • Incertidumbre sobre compensaciones económicas: El acuerdo contempla que los desmovilizados recibirán una pensión temporal por parte del estado. Esto, traducido en términos económicos, representaría la emisión de nuevos impuestos, los cuales se impondrían progresivamente a los colombianos. En otras palabras, una nueva serie de ajustes fiscales, pagados por los ciudadanos, cubrirían dicha remuneración a los ex combatientes ilegales. Adicionalmente, la guerrilla no se encargaría de resarcir económicamente a las víctimas del conflicto ni afectaría sus activos ni ganancias producto de la actividad ilegal, algo que los colombianos percibieron como una forma de impunidad.
  • El discurso triunfalista: En el acto de la firma del acuerdo de paz, celebrado en Cartagena el 26 de septiembre, las FARC efectuaron un discurso que celebraba el fin de la guerra, pero que les ponía a ellos como los grandes victoriosos, como los voceros del pueblo colombiano y los protagonistas dentro de una nueva era política. Considerando el antepasado violento y su particular interpretación sobre la realidad colombiana -la cual difunden públicamente a través de la palabra en concentraciones y movilizaciones populares-, los votantes no se convencieron y terminaron optando por la alternativa opuesta.

¿Representa este resultado el fin de la esperanza de paz en Colombia? Definitivamente no. Todos los actores, desde el presidente Santos, la guerrilla de las FARC y otros críticos del proceso como el ex presidente Alvaro Uribe Vélez coinciden en seguirle apostando al proceso, pero revisando en conjunto las alternativas que consoliden una nueva era libre de violencia y en la que brille autenticamente la justicia, la compensación, el perdón y el renacer del país con total transparencia para los colombianos, a través de un gran acuerdo nacional que involucre a todas las partes, que esfume el fantasma de la división y que permita concretar la paz definiendo, en blanco y negro y alejado de las zonas grises, el nuevo futuro de Colombia.

(Fuentes: BBC Mundo, Publímetro, El Tiempo)