Entrevistas

5 octubre, 2015

Quince años ininterrumpidos en la televisión no le son suficientes, su amor por la cocina trasciende en el tiempo. El reconocido chef Ariel Villa se reinventa y presenta su primer libro Que viva mi tierra, un compendio de recetas que son parte de la cultura y la gastronomía zuliana.

Las librerías locales exhiben la obra que expone la maravillas de estos platos regionales que, según Villa, muchas veces son heredados de los ancestros y que además son referencia en el mundo. El libro se lanzó el pasado 8 de abril en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez después de cuatro años de espera.

El reconocido conductor de Secretos de Cocina, programa transmitido por Telecolor, contó que la espera valió la pena para exaltar la grandeza de “nuestra mesa” y demostrar que esta es una de las razones para no irse de su país natal, Venezuela.

Que Viva Mi Tierra nació con el propósito de que la gente sepa qué es la cocina zuliana. “Aquí hay recetas para que aquellas personas que no cocinen puedan llegar al resultado que se busca que es ese sabor original y típico que tanto nos caracteriza”.

Ariel asegura que el éxito de esta obra es que no existe una receta estadarizada, al contrario, se basa en la experiencia recogidas durante los casi 15 años en su paso por la televisión y las vivencias familiares. Insiste en que además parte de sus conocimientos se los debe a su madre y a su padre, quien partió hace ya 12 años.

“No pretendo que este libro sea la biblia de la cocina zuliana, solo que la gente vuelva a los inicios de la comida zuliana”. En la portada se aprecian claramente los colores autóctonos de “la tierra del sol amada”. El diseñador gráfico, Antonio Rodríguez, fue uno de los principales creadores de la obra y se enfocó básicamente en realzar los valores zulianos.

De las leyes a la cocina

Ariel Villa es licenciado en ciencias políticas con maestría en derecho penal y criminología, relacionista público y productor de televisión. Pero estos títulos universitarios no fueron determinantes en su carrera como cocinero.

Su paso por la cocina fue no fue intencional. El mudarse lejos de casa fue lo que lo llevó a experimentar en el mundo gastronómico. “Dejé muy joven mis comodidades para ir a Mérida”. Alejarse de su terruño significó entender el verdadero significado de la cocina y aliarse con lo que por mucho tiempo había parecido complicado.

“Yo no comía pollo, ni pescados ni ensaladas, pero me tocó llamar a mi madre o a mi padre para hacer mis primeros platos”. Ese fue el encuentro con lo que sería hasta ahora su pasión.

“Hace 22 años abrí mi primer restaurante. Mi padre no aceptaba la idea de que yo me haya inclinado por esto. Hoy, 12 años después de su partida, me encantaría que pudiera estar aquí y que viera todas las cosas buenas que están pasando”.

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