PERDOMO, Edward

Su dulzura y carisma hablan de una mujer soñadora y capaz. Su determinación la llevó en enero de este año a competir por la corona en el Miss Universo y aunque no conquistó el primer lugar, sí logró la atención del mundo. Digene Zimmerman es arubiana y antes de la final ya sabía que no vencería a sus adversarias. Cobró más valor su voluntad por dejar a la isla en alto.

“Fui porque quería demostrarle al mundo que sí se puede y que aquí en nuestro país también hay mujeres bellas. Aruba es una isla pequeña pero acá se pueden hacer grandes cosas”. El concurso le dejó un gran aprendizaje, “el proceso fue duro, dormía muy pocas horas, pero aprendí a ser más disciplinada. Quería que nuestra gente entendiera que la corona no lo es todo, para mí ser Miss significa mucho más, es ser un ejemplo para mi comunidad”.

Su humildad y generosidad la conocen los rostros más necesitados, desde los 12 años colabora en obras de caridad para los niños con cáncer y de bajos recursos. Es alegre, espontánea y luchadora. Es genuina y a pesar de haber volcado su mirada a las pasarelas, Digene también se ha ocupado en su formación. Habla cuatro idiomas: inglés, papiamento, holandés y español.

Desde que regresó a la isla se enfocó en culminar su carrera universitaria en Derecho Fiscal para ejercer en otro país y continuar a la par su carrera como modelo. “Quiero ser profesional, crecer y que la gente a mi alrededor también crezca. Gracias a Dios he tenido la oportunidad de elegir y andar por buenos caminos”.

Las dificultades no le nublan los sueños. A sus 21 años, asegura que su vida apenas comienza y que las oportunidades se han multiplicado para ella. Es la menor de la casa y la consentida de sus dos hermanos varones. El amor de su familia la reconforta. “Puedes tener apoyo de todo el mundo pero si no tienes el de tu familia, no tienes nada, disfruto mucho el rato con ellos, somos muy unidos”.

Su madre es arubiana y su padre nació en Curazao, así que desde pequeña paseaba sus muñecas entre una isla y otra. Para ella no hay preferencia alguna entre las dos. “Cada una tiene lo suyo, en Curazao las personas son más tradicionales y en Aruba son de mente abierta”. De cada una rescata sus encantos.

Es la única morena en su familia, su piel color caramelo la hace auténtica en una de las perlas del caribe, “no voy mucho a la playa para mantener mi color de piel, lo cuido mucho porque me ha abierto puertas en el modelaje, aquí no hay muchas personas con el mismo tono”.

Su hermosa figura no solo roba miradas en los desfiles, se apropia de suspiros mientras camina. Degene sueña con ser cantante, es su pasión escondida. Defiende sus anhelos: “La gente tiene que creer en sí misma, no importa si eso significa ir contra la corriente. Al final son tus sueños, trabaja por ellos porque si no lo haces vas a trabajar para los de alguien más”.

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