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Antes de que Richard Linares moldeara siluetas perfectas premiadas con bandas y coronas, él era un joven descontento con su 1.80 cm de estatura que sumaba tan sólo 60 kilos de peso. Comenzó a ejercitarse para aumentar masa muscular y, motivado por los resultados positivos, al graduarse de bachiller se dedicó a aprender acondicionamiento físico y nutrición de forma empírica. Concursó como fisicoculturista hasta el año 1996, cuando comenzó a entrenar a culturistas que con su toque de Midas alcanzaban los primeros lugares. Estos logros le abrieron las puertas de la Organización Miss Venezuela en 1999, cuando comenzó a preparar a candidatos al Míster Venezuela y, posteriormente, a las futuras reinas de belleza. Se formó con expertos como el Dr. Rafael Santoja y el Míster Universo Bob Paris, pero su mejor referencia es ser el preparador físico de misses como Dayana Mendoza y Estefanía Fernández, protagonistas del traspaso histórico de coronas en el Miss Universo, aunque con humildad afirma que su trabajo es sólo una parte de un esfuerzo grupal y que todo se debe a la dedicación de a quienes hoy llama amigas. Su filosofía es: “Hacer ejercicio cuando sea, a la edad que sea”, pero el secreto de su éxito está en aprovechar la experiencia de sus 47 años para aconsejar y ser el confidente del cliente. Tras más de una década ayudando a perpetuar la fama de Venezuela como “el país de las mujeres hermosas”, su carrera dio un vuelco con la llegada de Twitter. Su cuenta suma cientos de miles de seguidores que consumen fielmente sus consejos y tweets cargados de sarcasmo; transformó su nombre en una marca sinónimo de bienestar y fitness, que se extiende a sus productos Get Fit, charlas a nivel nacional de recomendaciones para una vida sana y las asesorías online y personalizadas que realiza con una variedad de clientes que incluye a destacadas personalidades. En casa Richard es el padre de dos niños y un amante de la salsa, la naturaleza y la fauna, que disfruta de cabalgar y hacer bonsáis cuando las ocupaciones lo permiten. Perseverante y leal, admira a su esposa por su comprensión y le satisface saber que sus padres se enorgullecen de su trabajo. Para “El escultor de las Misses” la verdadera recompensa de coparse de metas, como co-escribir un libro, realizar talleres internacionales y producciones para televisión, es simplemente: “Poder ir con la frente en alto demostrando todas las cosas que has hecho sin pisar a nadie”. M.A.
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