GONZÁLEZ, Byass

Tres décadas antes de que Damià Deàs se destacara como el gerente y enólogo de la prestigiosa bodega española de vinos cava, Vilarnau, se encontró como otros veinteañeros en la encrucijada de definir su futuro. Cursaba la carrera de arquitectura técnica pero siempre le había atraído la vinicultura dado que creció non su trabajo es la cata,e enotensado para el disfurte del consumidor.a años: las puertas de la bodega para un proyecto de enoten la zona del vino de Cataluña, la Vilafranca del Penedès. “Hay un momento donde decides lo que te gusta y cuando eres joven pienso que hay que ser valiente; en mi casa había una fonda, un hotel muy pequeño donde se da muy bien de comer con un servicio muy personal, y siempre me gustó la hostelería vinculada al mundo del vino”. Así se determinó a realizar la licenciatura en enología iniciando un prolifera carrera que lo llevó de plantar semillas en el Departamento de Viticultura de las Bodegas Torres, hasta trabajar en todos los ámbitos de la producción. En 1985 llega de la mano del reconocido empresario Joan Cuscó a Vilarnau para realizar la entrada de la familia González – Byass al mundo del cava, un proyecto que ahora lidera y que le ha permitido desarrollar una tendencia en sus productos, avivando su pasión con constantes retos. Los días en el viñedo varían según las épocas de vendimia, cosecha o fermentación, pero para Damià las mañanas comienzan saludando a cada miembro de su equipo de trabajo, a quienes con total humildad señala como el motivo de su éxito. Su filosofía ante la enología es no estropear lo que la naturaleza le brinda, mantiene un proceso ecológico para obtener un producto final optimo pensado para el disfrute del consumidor. Este fanático de la música de Madonna y The Police, disfruta junto a sus hijas y su esposa, a quien considera su mayor apoyo, de deportes al aire libre. Para Damià lo más placentero de su trabajo son las catas que le permiten compartir el cúmulo de sensaciones del proceso de creación con el cliente, abriendo las puertas de la bodega para un proyecto de enoturismo que le brinda las grandes satisfacciones que le permiten afirmar a sus cincuenta años: “visto lo visto, volvería a repetir”. M.A

Twitter

También te puede interesar

Alejandra Maya, al servicio del buen comer

Elizabeth Pérez, vocación sin género