CAMACHO, Álvaro

Para alguien que trabaja en el medio desde el tercer semestre de la carrera como Rocío Higuera Rodríguez, la teoría de que el periodismo es el mejor oficio del mundo parece una filosofía de vida. Mientras las niñas les roban el maquillaje o los zapatos a sus madres, Rocío le robó a la suya su grabadora y no se detuvo con ella hasta graduarse en Comunicación Social mención Audiovisual de la Universidad Santa María. Esta caraqueña de 27 años comenzó con una pasantía en La Mega, nada menos que en el programa de radio que Luis Chataing y Érika de la Vega mantenían para el momento, Ni lo tuyo ni lo mío, y lo que se suponía serían tres meses de práctica terminó convirtiéndose en un año y medio de experiencia. Una vez enganchada al mundo de las comunicaciones aún siendo estudiante, Rocío encontró en Globovisión un lugar para desarrollarse integralmente, de manera literal, pues empezó como operadora de VTR, un aparato para reproducir material en formato Betacam y que le exigía monitorear otras señales de televisión y resolver situaciones bajo presión. De allí pasó a ser generadora de caracteres hasta dar el salto a redactora y productora de Sábado en la Noche, programa que marcó el inicio de su maduración profesional. De madre periodista y padre militar y poeta, Rocío ha sabido enfrentar cada reto que se ha encontrado en su camino hacia su posición actual como conductora de la sección de espectáculos del noticiero estelar y del mismo programa que le abrió las puertas. Confiesa que su incursión frente a las cámaras ha sido inesperada: “Antes de estar aquí ni me hubiese pasado por la mente. ‘¿Yo en un programa de televisión? No, qué pena’. Así pensaba”. Pero a estas alturas no se arrepiente de nada pues los sacrificios que le cobró la vida para llegar a donde está, ella misma se ha encargado de pagárselos con entrevistas privilegiadas a personajes como Gustavo Dudamel, Juanes y Fito Páez. “Aunque si me preguntas a quién me falta, sería Tim Burton, porque sus películas me hacen soñar”. Su familia y el país son las dos razones que la motivan a seguir adelante y cree que la juventud venezolana “nos garantiza un futuro para celebrar”. A la Rocío que existe fuera de las cámaras le encanta el pilates y cuando no invierte su tiempo libre en practicarlo, escribe artículos con un toque de humor para la página web Un Tipo Serio. Antes de decidirse por el periodismo, soñaba en su niñez con ser astronauta o chef. Admite su debilidad al ceviche –en cualquiera de sus formas– y suspiros limeños. Para alguien como Rocío, que se muestra orgullosa de todos sus logros y experiencias por igual, el futuro sólo puede depararle éxitos. Lo que alguna vez soñó aquella niña jugando a entrevistar con una grabadora, hoy es una realidad. M.G.V.

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