CAMACHO, Álvaro

Nacida en Punto Fijo como la tercera de cinco hermanos, Maiah Ocando consolidó su sueño de infancia en el 2005 con el lanzamiento de un sencillo que alcanzó los primeros puestos en las tablas de popularidad y que se desprendía de su primer y único álbum como cantante. Ya para aquel entonces dejaba entrever sus ganas de aprender y de no conformarse con lo que tiene sino con lo que puede tener. Al zanjar su carrera musical, sacó su lado multifacético al incursionar en producción de radio y locución mientras continuaba sus estudios en la escuela de Cine y Televisión. Cuando las producciones audiovisuales le llamaron la atención, ya Maiah estudiaba Diseño de Moda en Brivil y terminó de lleno en ese fascinante mundo que, por lo pronto, no planea abandonar. “Creo que escuchar The Beatles, Guns N’ Roses y Metallica mientras crecía, me hizo sentir interés por la cinematografía y el arte de países como Estados Unidos o Inglaterra. Una cosa llevó a la otra y la moda como medio de expresión también terminó atrapándome”. Desde entonces no se ha detenido. Empezó cubriendo la moda nacional en un programa de televisión para internet, dejando registrado en video sus reseñas de eventos, desfiles, lanzamientos y perfiles de diseñadores. “Me parecía absurdo que en un país con tantas limitaciones para conseguir divisas nos torturáramos soñando con tener lo último de Alexander McQueen o Chanel”. Esas fueron las primeras pinceladas para Visto Bueno, el programa de Planeta Urbe que la ha convertido en la amiga de todo aquel que se atreva a descubrir lo fácil que es combinar lo que hay en el armario. Con su imagen de rockera refinada, sus tatuajes y su pelo corto, juega con su cuerpo y sus piezas para contar su historia. Por eso es fácil creerle a la Maiah detrás de cámaras cuando admite que le encanta hacer catarsis riéndose de sí misma, la sensibilizan hasta el llanto la indignación y la impotencia, no es muy amante de ser fotografiada y todo lo que hace lo hace pensando en enorgullecer a su familia y a su novio. Ha pasado su vida estudiando “para necesitar de la menor cantidad de gente posible”. Aún le faltan mil cosas por hacer, entre ellas, disfrutar de Tokio en todo su esplendor. Se declara una workaholic y lo justifica “porque las oportunidades se presentan una sola vez en la vida y hay que aprovecharlas”. Es justo esa determinación la que le promete a Maiah poder ir tachando de su lista de sueños los ya cumplidos y le augura un futuro más prolífero que el que ella pueda haber imaginado. M.G.V.

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