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Son muchos quienes aún piensan que la labor de un maestro está puramente en enseñar contenidos, sin embargo, Antonio Pérez Esclarín no sólo afirma lo contrario, si no que se ha empeñado en demostrarlo durante casi cuarenta años. Nacido en España y nacionalizado venezolano, “Pechín”, como le conocen cariñosamente, realizó estudios de Letras en la Ucab, para luego cursar un postgrado en Filosofía en Ecuador y una maestría en Teología en Nueva York. Ser maestro nunca estuvo dentro de sus planes, la oportunidad de serlo se le presentó casualmente y decidió tomarla sólo por probar algo distinto, empezando su labor en una pequeña escuela del movimiento Fe y Alegría en Maracaibo: “Lo acepté por la experiencia, pero ahí entendí que Fe y Alegría me hizo educador. Creía que enseñar era dar clases y preparar contenidos, pero allí supe que se trata de formar personas”. Algunos años después, las lecciones aprendidas le llevaron a fundar el Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín, que, junto a Fe y Alegría, busca instaurar un nuevo modelo de educación popular, empezando por los encargados de preparar al futuro del país: los maestros. Aunque hoy ha relegado la tarea de dirigir el centro que fundó, Antonio continúa enfocado en apoyar la formación de educadores, buscando cambiar la educación tradicional a una participativa, tolerante, solidaria, creativa y pedagógica, que tome en cuenta la calidad humana junto con el conocimiento y no por debajo de éste. Aquí no se habla de lo popular como aquello dirigido únicamente a los menos privilegiados, sino como algo general para todo mundo: “La esencia de la educación popular es transformar el mundo, en Fe y Alegría decimos que esa transformación política debe ir acompañada de lo ético y lo pedagógico, porque si queremos cambiar al país tenemos que empezar a cambiarnos nosotros como personas”. A través de publicaciones pedagógicas, investigaciones y diversas estrategias de formación, esta institución lleva ya veinte años trabajando para crear “arquitectos de personas”, como su fundador llama a cada uno de los maestros a quienes la perseverancia de dicho centro ha ayudado a instruir, viendo a las escuelas como “pequeños modelos de la sociedad que queremos”. Tanto Antonio como ellos son un conjunto de personas verdaderamente humanas, críticas y emprendedoras. M.P.