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Creatividad, inteligencia y ansias por ejercer un trabajo digno, son las armas de la juventud que llena cada salón de clase de la Universidad Rafael Urdaneta. Son jóvenes cuyo ímpetu por cruzar  las fronteras entre estudiantes y profesionales los alienta a destacarse una vez recibido el título de graduados. Es el caso de María Esther Róquez y Anabell Reverol, a quienes la constancia probada tras cuatro años de exámenes las ha premiado con la máxima distinción de Summa cum Laude en Derecho e Ingeniería Industrial, respectivamente. Ellas, como tantos otros jóvenes del país, confían en que es posible ejercer en su tierra natal antes de ingresar a la larga lista de talento fugado hacia el exterior: “Es preferible desarrollarnos como profesionales e invertir en nuestro país. Aquí también se pueden lograr muchas cosas, podemos ser protagonistas de algo. Es verdad que hay muchas personas desempleadas o que no ejercen lo que estudiaron, pero el venezolano siempre ha sido muy creativo para ingeniárselas. Es mucho mayor el mérito de haber logrado algo aquí que en otra parte del mundo. ¿En manos de quién vamos a dejar el país si todos los jóvenes decidimos emigrar? No es justo dejar Venezuela pudiendo ayudarlo a avanzar. Vale la pena luchar por ella, pero hay que quedarse para hacerlo”. A.B.

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