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Orlando Castejón, el científico de Maparari

Orlando Castejón, el científico de Maparari

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Orlando Castejón, el científico de Maparari

Perfiles

1 mayo, 2009

DONDYK+RIGA

Mapararí, un pequeño pueblo al sur de Falcón conocido por su espesa vegetación y por ser “Tierra de Turas” –los tradicionales bailes de sus aborígenes Ayamán– era el patio de juegos de un pequeño que soñaba con convertirse en científico. Nacido en el seno de un hogar humilde, Orlando Castejón creció observando a su mamá dedicada a la costura y ayudando a su papá en sus labores de zapatero. De una familia de once hermanos, fue el único que terminó inclinándose por la ciencia: “A los tres años jugaba a ser el doctor con los animales y disecaba las iguanitas, pero en Mapararí estuve hasta los nueve años. Mi padre era un falconiano que veía en el Zulia su tierra de promesas, así que nos mudamos a Maracaibo en 1948. Pasamos de un pueblo de dos calles, donde no habían posibilidades de formarse, a una ciudad con oportunidades”. Cursando la secundaria en el Liceo Baralt conoció a quien sería su primer guía para cumplir su sueño de infancia: su profesora de Biología: “Ella me inspiró a seguir los estudios en ciencia y a ingresar a la Escuela de Medicina de LUZ”. Una vez graduado, realizó su postgrado en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas en Caracas, donde su vocación fue premiada con una beca a la Universidad de California para especializarse en Biología Celular, Microscopía Electrónica y Neurociencias. Entrenándose en su postdoctorado prácticamente recorrió el mundo, estudiando en las principales casas de estudio de México, Francia y Eslovenia. Siempre motivado a compartir con sus pares en Maracaibo lo aprendido, regresó para integrarse al Instituto de Investigaciones Clínicas, dirigido por el doctor Américo Negrette, el culpable de su pasión por la investigación biomédica: “A él le debo mi carrera académica”. Su interés en retribuir a LUZ la fe depositada en él, lo conllevó a fundar el Instituto de Investigaciones Biológicas que hoy lleva su nombre y el de su esposa, Haydeé Viloria de Castejón, a quien conoció en los pasillos de la facultad de Medicina siendo apenas un estudiante del segundo año de la carrera y con quien compartió cuarenta y siete años de labor científica: “Después de tantas experiencias lo que hoy siento es la realización de mis sueños. Soñaba con ser investigador y reunir a personas que como yo me acompañaran a iniciar la investigación biológica, y lográramos lo que hoy es LUZ, la más destacada casa de estudios en ciencia y tecnología del país”. A.B.