DONDYK+RIGA

En ocasiones detrás de un gran hombre hay una gran mujer; en otras están uno al lado del otro. Este es el caso de Luis Miguel y Noi Torroella, quienes en conjunto sacaron adelante una antigua empresa familiar y la convirtieron en líder de su ramo. Ofimueble nació hace treinta años, fruto de la unión entre Luis Torroella y un grupo de socios; sin embargo, entre varias empresas familiares, quedó relegada y convertida en la oveja negra. Ello fue precisamente el atractivo que hallaron Luis Miguel y su esposa Noi en una visita a Venezuela: rescatar Ofimueble y darle un nuevo concepto.

Ambos se habían conocido en la carrera de Business Administration en el exterior, y nunca pensaron establecerse en Venezuela hasta que surgió la oportunidad de optimizar el potencial del negocio de muebles para oficina. Esta pareja multicultural, de origen español y tailandés, supo conectar hace quince años la tradición de la firma Ofimueble con la vanguardia en el área de modulares y diseño de oficina: “Con el tiempo fuimos introduciendo nuevas cosas que la gente ha ido asimilando. En quince años hemos innovado, cambiando el esquema tradicional de mobiliario que existía”.Ésa fue la llave que les abrió el camino hacia el éxito.

Originalmente ocuparon la segunda planta de la papelería Dimex, y más recientemente un edificio en el que confluye un equipo de arquitectos especializado en el tema de aprovechamiento de espacios y funcionalidad. Para Luis Miguel la satisfacción de ver este negocio encaminado es doble, pues más que partir de cero, recuperó parte de la herencia familiar en la ciudad, gracias a la credibilidad en la marca, la experiencia que junto a Noi poseen en el área de finanzas, y por supuesto a su elección de ofrecer desde el principio calidad sobre cualquier otro valor: “Estoy muy contento, mas pienso que tenemos muchas cosas por hacer. En el día crees que vas lento, pero al mirar hacia atrás ves todo lo que has evolucionado”. E.R.

Website | Twitter | Instagram | Facebook

También te puede interesar

Escuela de Artes Plásticas «Julio Árraga»

Nana Cadavieco, calma después de la tormenta