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Ikerne Mandaluniz, el rostro humano de la medicina

Ikerne Mandaluniz, el rostro humano de la medicina

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Ikerne Mandaluniz, el rostro humano de la medicina

Perfiles

1 julio, 2007

DONDYK+RIGA

Ikerne Mandaluniz es médico del alma, pues si bien la especialidad obtenida en La Universidad del Zulia le permite diagnosticar males, para ella el secreto de la curación es siempre el mismo: humanizar la atención médica. Tal vez el hecho de ser nacida en Maracaibo de padres extranjeros, inculcó un sentimiento de tolerancia y apertura social que Ikerne imprimió en su vida profesional. Apenas culminó la etapa rural de su carrera, puso a disposición de la entonces nueva gestión en salud impulsada por el gobernador Manuel Rosales, un programa que había desarrollado ella misma, apoyada en un grupo de psicólogos y educadores. Se basó en su experiencia dentro del Hospital General del Sur, de alta demanda en emergencias y un servicio un poco deshumanizado. Fue así como nacieron los programas Aplaudiendo con el corazón, Vida saludable y tantos otros con que Ikerne, hoy asesora de salud, apoya la gestión pública orientada a una medicina sensible al paciente y a la dualidad cuerpo – espíritu. Sin embargo, “mi primer proyecto es mi familia”, volcando esa misma adoración hacia los niños denotada en su actual labor junto a la Alcaldía de San Francisco, a través de visitas médicas a las escuelas, pintadas de títeres, disfraces y música. A principios de 2007 el camino recorrido con una gran sonrisa y voluntad de ayuda rindió un fruto muy especial para ella: la oportunidad de estar al aire en Urbe TV con un programa tan integral como su trayectoria. Padres al rescate es el nombre de este espacio que semanalmente ventila situaciones de la cotidianeidad familiar presentadas por Ikerne, en que los padres, expertos en tratar a sus hijos, son guiados por especialistas en el tema. Ella misma es un ejemplo de la afición al deporte, con una premiada carrera en nado sincronizado. Un ejemplo de la Medicina al servicio del individuo más allá del cuerpo y, sobre todo, rostro de la esencia humana: proactiva, alegre y volcada a sus semejantes. E.R.