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Antonio López Ortega, pluma y batuta de la Fundación Bigott

Antonio López Ortega, pluma y batuta de la Fundación Bigott

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Antonio López Ortega, pluma y batuta de la Fundación Bigott

Perfiles

1 diciembre, 2006

DONDYK+RIGA

Uno de los versos preferidos por Antonio López Ortega es aquel que habla de la angustiosa cosecha que supone extraer de la memoria material para un cuento o un poema. A lo largo de su vida, como escritor y como Director de la Fundación Bigott, ha cosechado los frutos de otras memorias, y de la suya propia. Antonio nació en Punta Cardón y vivió una infancia mágica, unos primeros años protegidos por la gracia íntima y familiar de los campos petroleros del estado Zulia. Un cambio súbito lo representó Caracas, a donde llegó a los catorce años y cultivó la pasión de la lectura latinoamericana. En la Universidad “Simón Bolívar” definió eternamente su rumbo, al dejar de lado la carrera de Física, inspirado como estaba por el taller universitario La gaveta ilustrada, y convencido de estudiar Literatura. Fundarte fue la promotora de una beca a través de la cual entró al divino mundo de La Sorbona, empapándose de Literatura Hispanoamericana Contemporánea, inhalando el aire bohemio de la cultura posible, y regresando casado con Nela, a mediados de los ochenta, para radicarse en la ciudad de ella, Caracas. En Antonio convergen su madre profesora de Castellano, los talleres de redacción del colegio, y los de carácter práctico de Julio Cortázar y Vargas Llosa, para sacar de sí la memorabilia de su infancia en cuentos cortos que ha publicado. Tras “una etapa muy formativa” en Fundarte como director de publicaciones, en Voz y Visión como asesor en comunicaciones corporativas, y como precursor de la editorial Pequeña Venecia, que por espacio de diez años publicó más de cien títulos de poesía venezolana y prestada de otras partes, Antonio halló un sitio que igualmente lo halló a él, entregándose convicciones y lucha: la Fundación Bigott. Desde 1991 ha dirigido esta gestora cultural privada cuya bandera es el mecenazgo de la tradición popular venezolana, y cuyos proyectos “son extraordinarios”. También director de Veintiuno, publicación bimestral de Bigott, este cosechador es además un facilitador del proceso de culturización de todo un país, al cual también le escribe, desarrollando lo que para él es: “El arte de escuchar el flujo de la mente”.  E.R.

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